Después de una escalada inflacionaria que llevó a los precios a multiplicarse por 13 entre 2021 y 2024, la economía argentina comienza a mostrar señales de desaceleración en el alza de precios. Según el último informe del CES–BCSF, la inflación interanual en junio de 2025 fue del 39,4%, el nivel más bajo desde enero de 2021.

Este cambio de tendencia es el resultado de un programa económico orientado a controlar la inflación, impulsado tras el cambio de administración en diciembre de 2023. Las primeras medidas —entre ellas, una fuerte devaluación y un ajuste fiscal significativo— generaron un pico inflacionario del 25,5% mensual en diciembre pasado, pero a partir de allí los precios comenzaron a desacelerarse de forma sostenida.

Un freno general, pero con fuertes disparidades

Aunque el promedio general bajó, la inflación sigue siendo muy desigual según el tipo de bien o servicio. En 2025, mientras los precios de “Educación” aumentaron 35,5% y los de “Restaurantes y hoteles” subieron 22,5%, rubros como “Transporte” y “Equipamiento del hogar” apenas crecieron un 8,6%.

Además, se observó un fenómeno ya presente desde 2024: los servicios aumentan más que los bienes, como consecuencia de la reducción de subsidios y la liberación de tarifas en áreas clave como energía, salud y telecomunicaciones. En este primer semestre de 2025, la inflación mensual promedio de servicios fue del 3,3%, contra 1,9% en bienes.

¿Qué pasó en los años previos?

En 2023, la inflación acumulada superó el 200% y fue impulsada sobre todo por alimentos, salud y recreación, mientras que las tarifas públicas y servicios regulados subieron por debajo del promedio, funcionando como “ancla” nominal en un año electoral.

En cambio, en 2024, con el inicio del programa de estabilización, la suba de precios se concentró en los servicios públicos, especialmente “Vivienda, agua, electricidad y gas”, que lideraron las alzas. También se destacaron “Comunicación” y “Educación”. Por el contrario, los alimentos y los bienes durables comenzaron a mostrar menor dinamismo, incluso con aumentos por debajo del 100% anual.

Mejora del salario real… ¿para todos?

La baja de la inflación permitió una incipiente recuperación del poder adquisitivo, aunque no de manera homogénea. Los salarios rindieron más en bienes que en servicios, generando un cambio en los patrones de consumo, con una mayor proporción del gasto destinada a cubrir servicios esenciales.