
La economía argentina cierra un enero con noticias dispares en términos de inflación y consumo. Según los datos proporcionados por el Banco Central y el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), la inflación mensual se ubicaría en torno al 2,5%, con una tendencia a la baja que podría mantenerse durante los meses siguientes. Si bien este indicador genera un leve optimismo, las cifras acumuladas anuales y la variación en productos específicos cuentan una historia más compleja.
Proyecciones para los próximos meses
El REM proyecta una inflación acumulada del 25,9% para los próximos doce meses. Sin embargo, otras consultoras presentan estimaciones más optimistas, situándola en el 20%. Estas diferencias reflejan la incertidumbre y volatilidad económica que caracteriza al país. A pesar de la desaceleración mensual proyectada, es fundamental observar cómo evoluciona el panorama en un contexto global marcado por la presión inflacionaria y la fluctuación en los precios de alimentos y energía.
En noviembre pasado, la inflación mensual fue del 2,7%, superando levemente las expectativas del mercado. La inflación interanual general cerró en un alarmante 117,8%, aunque los alimentos mostraron una variación menor del 94,7%, quedando 23 puntos porcentuales por debajo del promedio general.
El impacto en los productos esenciales
Al analizar el comportamiento de los precios en enero, los productos básicos mostraron tendencias contrastantes. Entre los mayores aumentos del mes se encuentran el limón, el aceite de girasol y el asado. En el extremo opuesto, productos como la cebolla, el tomate y la papa tuvieron variaciones mucho menores, e incluso en algunos casos registraron descensos significativos.
Por otro lado, si se considera el acumulado anual, el limón también lideró las subas con un incremento del 292,8%, seguido por la leche (136,6%) y el queso cremoso (142,3%). Mientras tanto, el azúcar, la naranja y el arroz presentaron los aumentos más bajos del año, lo que podría estar relacionado con cambios en la demanda y la oferta local.
Salarios y poder adquisitivo: una luz al final del túnel
Desde diciembre de 2017 hasta octubre de 2024, los salarios han perdido un 29,9% de su poder adquisitivo, alcanzando un punto crítico en enero de 2024 con una caída acumulada del 38,9%. A partir de ese momento, se ha registrado una recuperación gradual, con incrementos salariales superiores a la inflación mensual en algunos meses recientes.
Este escenario, aunque alentador, no compensa aún el deterioro experimentado por los hogares en los últimos años. Los esfuerzos por ajustar los ingresos a la inflación representan un desafío constante para las políticas públicas y el sector privado.
El inicio de 2025 muestra signos mixtos en la economía argentina. Mientras que la inflación mensual parece desacelerarse, los datos anuales y la pérdida acumulada del poder adquisitivo exponen la magnitud de los desafíos que enfrenta el país. La evolución de los precios de alimentos y otros bienes esenciales, combinada con los esfuerzos por mejorar los salarios reales, será clave para determinar si esta tendencia se traduce en una mejora tangible para los ciudadanos.
La pregunta central sigue siendo: ¿podrá mantenerse esta desaceleración inflacionaria en un contexto tan frágil? Las próximas mediciones serán determinantes para evaluar si el optimismo inicial de 2025 tiene bases sólidas o si, por el contrario, se trata de una calma pasajera en medio de la tormenta económica.
Con información de “ANÁLISIS DATOS DE INFLACIÓN” - CONINAGRO