El congresista José Luna (Podemos) presentó un proyecto de ley que obligará a las bebidas que se promocionan utilizando la imagen de una fruta en su etiquetado, publicidad o presentación comercial, a que contengan como mínimo el 50% de pulpa de la fruta.
Se trata del proyecto de ley N° 8543/2024-CR denominado “Ley que protege la salud de los consumidores de bebidas promocionadas con la imagen de una fruta y sanciona la publicidad engañosa”.

Con la mirada puesta en ese objetivo, dispone que los productores, importadores y distribuidores de las bebidas reguladas por esta ley deberán declarar en la etiqueta del producto el porcentaje de pulpa de fruta contenida, en un lugar visible y de fácil lectura.
El incumplimiento de las disposiciones establecidas en la norma será sancionado de acuerdo con la normativa vigente, pudiendo incluir multas, retiro del producto del mercado y otras medidas administrativas pertinentes.

¿Pulpa de fruta o solo saborizante?

En su exposición de motivos, el congresista Luna Gálvez advierte que frecuentemente la publicidad de bebidas en el mercado peruano utiliza imágenes de frutas para atraer a los consumidores, creando una percepción de frescura y salud en los productos.

Esta estrategia de marketing –agrega– se basa en la asociación positiva que los consumidores tienen con las frutas, considerándolas sinónimo de nutrición y bienestar.
Esto sugiere que el producto contiene ingredientes frescos y naturales, lo que influye en la decisión de compra de los consumidores que buscan opciones más saludables.
No obstante, alerta que esta práctica puede ser engañosa, ya que muchas de estas bebidas contienen cantidades mínimas de pulpa de fruta o, en algunos casos, solo sabores artificiales sin contenido real de la fruta promocionada.

“La presencia de imágenes de frutas en el etiquetado no siempre corresponde a la realidad del producto, lo que lleva a una discrepancia significativa entre lo que se promociona y lo que realmente se ofrece”, señala.

Más graves aún, en muchos casos, las bebidas contienen altos niveles de azúcares añadidos, colorantes y saborizantes artificiales, y solo una pequeña fracción de pulpa o jugo de fruta real.

“Esta práctica no solo engaña a los consumidores, sino que también puede tener implicaciones negativas para la salud pública, dado que los consumidores pueden pensar que están ingiriendo un producto más saludable de lo que realmente es”.