“Transformamos la fibra de la caña de bambú en ropa orgánica para mujeres, hombres, niños y bebés. Son especialmente recomendadas para personas con pieles sensibles o con todo tipo de patologías asociadas a la piel, como psoriasis, dermatitis atópica, alergias e irritaciones”, explica la licenciada en Marketing, Agostina Trovato, co Fundadora Get Wild.
Las prendas son hipoalergénicas, antibacterianas, protegen contra los rayos UV (97,6 % FPU), absorben cuatro veces más humedad que una prenda de algodón común y son extremadamente suaves.

Bioeconomía del bambú

La fibra de bambú se desarrolla localmente gracias a las buenas prácticas de cultivo de comunidades locales alrededor del país. Según las condiciones climáticas, puede pasar que haya más o menos cañas nuevas para cosechar. Una vez recolectadas, se dejan secar a campo. De aquí pasan a la etapa más compleja: Luego, se obtiene la fibra, que se desarrolla con diferentes maquinarias para replicar un proceso mecánico de extracción ancestral. Una vez obtenida la fibra natural, se hila y se teje como otro textil.

“El objetivo además de comercializar indumentaria es tomar consciencia de nuestro paso por el mundo, demostrando que es posible producir y consumir responsablemente, generar impacto y ser redituable al mismo tiempo”, destaca Agostina.

En relación a las cañas de bambú, tratan de que la comunidad bambusera respete el proceso de crecimiento natural y agregue valor a lo que nos entrega la tierra. La caña de bambú es comúnmente llamada la planta de los mil usos por la infinidad de productos que ofrece, desde arquitectura a productos de uso cotidiano y hasta ropa de bambú.

Una vez obtenida la tela, desde nuestros inicios en 2016 adoptaron una metodología de trabajo sin desperdicio. Las dos fundadoras, Gabriela y Agostina crearon esta marca de moda sostenible porque creen que no hay que desperdiciar ni un retazo del textil y que se los puede incorporar reutilizar en nuevos procesos productivos. ”Nos volvimos especialistas en optimizar la tizada textil para desarrollar productos de bambú como discos desmaquillantes, protectores mamarios, protectores diarios, vinchas, entre otros. Además, realizamos gorros y turbantes oncológicos”, señala Agostina.

Una remera de poliéster tarda entre 20 y 200 años en degradarse, mientras que una de fibra natural de bambú se biodegrada en seis meses. El Ministerio de Agroindustria argentino les dió el Sello de Bio producto Argentino que acredita el origen local y biológico de las prendas y su capacidad de biodegradación y modelo de negocio con impacto social y ambiental.

Asimismo, se realiza el tratamiento de todos los efluentes cloacales que intervienen en la producción del textil y no utilizan colorantes, por lo que son neutros en carbono y no contaminan los océanos. ”Si hacemos alguna camada de colores es porque aprovechamos el residuo de color de otras empresas que mandaron a teñir tejido y no lo usaron todo. Nuestro modelo de producción tiene en el centro de la escena al ser humano y al ambiente conviviendo en armonía, esto es, generando trabajo digno y justo para todas las partes, incluidas comunidades, proveedores y clientes”, agrega Agostina.

Además, trabajan con embajadores de la marca que comercializan los productos desde su zona de residencia. Con una inversión inicial mínima son el puente para hacer llegar la ropa de bambú a cada rincón del país y también del mundo. En la actualidad, hay más de 150 Embajadores en Argentina y también están en Chile, Uruguay y Brasil.

El canal de venta es la Tienda on line www.getwildecoindumentaria.com.ar y tienen puntos de venta presenciales en Recoleta, Benavidez y Pinamar.Para 2024 apuestan a seguir exportando a otros países del mundo.

Fuente: Info Negocios