A mediados de los años 70 y producto de los problemas de erosión que se generaban en algunos suelos agrícolas, se iniciaron en USA los primeros movimientos hacia la llamada Agricultura Conservacionista, basada en la reducción del número de labranzas para implantar los cultivos y en la conservación en superficie de parte del rastrojo del cultivo anterior, protegiendo el suelo. (Labranza Conservacionista)

La expresión máxima de ese objetivo fue el comienzo de la investigación y luego la implementación del ´No Till´, Labranza Cero o Siembra Directa. Desde el inicio quedó claro que no solo había que tener en cuenta el sistema de labranza utilizado, sino que era central el uso también de otras prácticas como la rotación de cultivos, la reposición racional de nutrientes, el control integrado de plagas malezas y enfermedades, al que se sumaba sin dudas el ¨No Till¨ (no labranza, labranza cero o la Siembra Directa como llamamos en Argentina a esta práctica) .

Los avances tecnológicos logrados en ¨Agricultura Conservacionista¨ permitieron pensar en forma más amplia y en los 2000 comenzamos a hablar de Agricultura Sustentable y para ello se tomó en cuenta la definición surgida de la Academia de Ciencias Americana que hablaba que un Sistema de Producción era Sustentable si cumplía con:

Ser Rentable para el Agricultor e Industrias asociadas.

Contribuir a mejorar la calidad de vida de las poblaciones rurales.

Fortalecer las estrategias de desarrollo de un país.

Mantener la integridad de los recursos naturales.

En síntesis, se agregó, dentro del concepto de Agricultura Sustentable, una pata Económica y Social al mantenimiento de los recursos naturales.

Esta nueva mirada vincula en forma directa el cuidado del suelo y el ambiente, con una necesidad económica y social de lograr una mayor productividad y eficiencia de los recursos humanos, económicos y naturales mirado siempre a largo plazo.

El aumento de la producción generado por estos cambios tecnológicos fue muy importante. Para el caso de Argentina, mientras en los 70 sembrábamos 11-13 millones de has con un neto predominio de Cereales, en los 2000 con un notable crecimiento de los oleaginosos (Soja y Girasol) alcanzamos a sembrar 23-24 millones de has y en los 2020 estamos estabilizados en 35-37 millones de has.

No caben dudas del progreso productivo de estos 50 años y mucho tiene que ver el resultado obtenido con la masiva adopción de las tecnologías disponibles en Argentina desde el inicio de la implementación de la Agricultura Conservacionista y dentro de ella a la incorporación de la Siembra Directa a los Sistemas de Producción.

Con un gran cambio tecnológico se logró reducir en forma significativa los procesos erosivos que se generaban en los suelos ondulados de la zona Núcleo agrícola y en los suelos arenosos del Oeste de Buenos Aires y Este de La Pampa. Todo este cambio tecnológico llevó a una Argentina que pasó de 25 millones de Toneladas producidas en la década de los 70´, a 135 millones de Toneladas estabilizadas en lo que va de 2020´ y desde la Fundación proyectamos 170 millones de Toneladas para 2030´.

Hace algo más de 10 años comenzó a utilizarse el término Agricultura Regenerativa como sinónimo de Conservación y Sustentabilidad.

La misma en su definición parte del concepto de ¨Regenerar la Salud del suelo mediante la utilización de prácticas como la rotación de cultivos, la no labranza o Siembra Directa, coberturas de rastrojos sobre el suelo, aumentar biodiversidad de especies vegetales en las rotaciones, etc¨.

Todas estas prácticas de Conservación mejoran los niveles de Carbono o Materia Orgánica del Suelo y con ello otorgan la posibilidad de lograr un Balance de Carbono neutro o positivo, mirado desde la perspectiva de las Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) a los Sistemas de Producción.

La Agricultura Conservacionista y la Agricultura Regenerativa tienen su centro en el cuidado de la Salud del Suelo (Erosión) y el Ambiente (Carbono y Biodiversidad) respectivamente y la Agricultura Sustentable le suma a esto una mirada Económica y Social que consideramos es fundamental para su proyección en el tiempo.

La creciente Demanda mundial de Alimentos nos desafía en los próximos años a la Intensificación de los Sistemas de Producción actuales y a lograrlo bajo el concepto de Sustentabilidad, esto es con una mirada Ambiental, pero a la vez tomando en cuenta su resultado Económico y su aporte al crecimiento y desarrollo de la comunidad.

De esta forma se generan los incentivos para lograr un mayor crecimiento de la Producción Global que atienda la mayor demanda Mundial de Alimentos proyectada para los próximos años.

Fuente: Fundación Producir Conservando