Pasados los primero cinco días de febrero, la circulación de aire comenzó a favorecer la acumulación de humedad. El sur de la región pampeana, evidencio con las primeras lluvias un cambio que aun demoraría casi una semana para ganar escala, pero por esos días había comenzado a romperse el bloqueo que recirculo aire muy cálido al menos por diez días en algunos sectores por más de quince. Fue la única ola de calor del trimestre de verano, pero fue exigente por su persistencia.

Cuando vemos el mapa de lluvia mensual, se detectan con claridad las zonas que fueron salteadas. Posiblemente la parte centro este de la cuenca del salado sea una de las más perjudicadas por su implicancia productiva. Vemos que hacia el sur de SF, las lluvias ya comienzan a mostrar milimetrajes más productivos. También el sudoeste de BA no logró una buena performance pluvial y en LP, la recuperación de las precipitaciones se interrumpió tempranamente, sin que el último pasaje frontal haya aportado demasiado. El sur costero bonaerense escapa a la sobrada oferta de agua que baja desde el centro oeste.

Yendo a la zona central, vemos un patrón homogéneo de lluvias generosas que se desplegaron en gran parte de CB y la mayor parte de SF. En esta última provincia sólo el noroeste y zonas del sudeste quedaron algo más relegadas. La provincia de ER, tuvo una oferta bastante menos pareja que sus vecinas del oeste, con otro salteo importante de lluvias del centro para el noreste, deficiencia que se extiende a las vecindades del territorio correntino, recomponiéndose satisfactoriamente hacia el norte de la Mesopotamia y en buena parte del este chaqueño. Sobre la zona central del norte del país las lluvias no fueron las mejores. En el NOA, Salta y Jujuy se llevaron los mejores acumulados. De hecho, la zona de influencia de la capital salteña logró superar los trescientos milímetros. Como podemos ver el NOA se diferencia deficitariamente hacia el sur, con pobre oferta de agua sobre la zona semiárida. Finalmente la Patagonia, quedo muy postergada, con una constante e intensa circulación del oeste, la cual solo encontró excepciones positivas en zonas costeras, donde los frentes lograron alguna recurrencia que logró mejores acumulados.

Si bien no es muy extensa, un foco deficitario se detecta en la cuenca del Salado. Otro más extendido y riguroso en la zona central de la Mesopotamia, aunque debemos recordar que este sector, hasta mediados de enero estuvo castigado por severos excesos pluviales e incluso vastas zonas inundadas. Luego se notan las falencias en la zona central del norte del país y el sur del NOA, también en parte de MZ y SL.

En términos meteorológicos, el resumen del mes de febrero no fue malo, aporto lo necesario como para que la campaña logre reiniciarse. Sin embargo, es obvio que en el análisis agronómico, la recuperación de las precipitaciones fueron algo tardías y, como mencionamos, entre la falta de agua y las altas temperaturas, naturalmente se han perdido kilos.

En cuanto a las temperaturas, el mes de febrero cerró la primera década con corrimientos muy positivos en las máximas y también las mínimas apenas cedieron en aquellos primeros siete o diez días, con alivios más tempranos en el sur. Luego evolucionamos a un patrón que ha resultado mucho más parecido al que dominó hasta mediados de enero: máximas cálidas aunque poco exigentes y noches templadas a frescas. Una circulación más abierta y con direcciones cambiantes reposiciono a esta variable como un factor aliado para el desarrollo de los cultivos.