A nivel mundial, el cambio climático puede llegar a representar 15% del PIB si no hacemos nada. En cambio, las acciones que realicemos ahora para prevenir su impacto sólo implicarían invertir un 3% del PIB global. En México, el cambio climático ya muestra repercusiones en la industria de alimentos a lo largo de toda la cadena de producción. Las sequías más intensas que hemos vivido el país en los últimos años han provocado una reducción en la producción del ganado lechero y de carne, pero también una baja enel rendimiento por hectárea de los granos con los que se fabrica su alimento.

El Conafab ha resentido el aumento de los precios de los granos –maíz amarillo y sorgo, principalmente– y la pasta de soya, que son algunos de los ingredientes básicos de los productos que constituyen la dieta del ganado, las aves de corral e incluso nuestras mascotas. Por ello, el consejo y sus empresas asociadas ya trabajan en la búsqueda de materias primas alternativas, pero sus acciones frente al cambio climático van mucho más allá, y su objetivo es lograr un impacto positivo a mayor escala.

Por ejemplo, algunos de nuestros agremiados invierten cientos de millones de pesos en la modernización de equipos para reducir su huella de carbono, al sustituir plantas queusaban combustóleo para cocer los alimentos por tecnología moderna que funciona con gas natural. También es constante la transición hacia esquemas de autogeneración de electricidad basada en fuentes renovables, incluso buscan soluciones que van más allá como aprovechar el calor residual de algunos procesos para producir energía eléctrica, lo que se conoce como cogeneración.Los integrantes del Conafab saben que el retorno de esas inversiones en tecnología será en tres, seis o incluso nueve años, pero están convencidos de que es la mejor ruta de acción frente al cambio climático. No podemos olvidar que sustentabilidad significa producir hoy sin comprometer los recursos de las generaciones futuras.