Para tratar el desabasto de agua que sufre el Valle de México es necesario abordar la crisis hídrica desde una perspectiva amplia y a largo plazo, donde se priorice la eficiencia en la gestión del agua, se piense en un cambio al modelo de desarrollo urbano, además de que es necesario comprender la calidad, cantidad y movimiento de agua en el subsuelo, antes de hacer uso de ella, coincidieron expertos.

El pasado miércoles 14 de febrero, Andrés Manuel López Obrador informó que su administración buscaba la rehabilitación de pozos existentes en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, en lugar de la perforación de nuevos, aprovechar los recursos hídricos disponibles en algunas regiones del país, reparar las fugas en las redes de distribución, así como buscar traer agua desde Hidalgo mediante un acuerdo, con el objetivo de solucionar el problema de disponibilidad que hay en la zona.

Hugo Rojas, experto en economía del agua y exdirector general de la Asociación Nacional de Entidades de Agua y Saneamiento de México (Aneas), señaló la necesidad de analizar la disponibilidad real de agua en el acuífero propuesto, por el presidente de México, para la extracción. Además, Destacó que aún no se cuenta con información precisa sobre la viabilidad de esta fuente.

En cuanto a la propuesta de excavar pozos y traer agua de otras regiones, Rojas enfatizó que estas soluciones podrían paliar la situación de emergencia, pero no son una solución a largo plazo. Señaló que, incluso si se lograra obtener un caudal significativo, el modelo de crecimiento urbano actual llevaría inevitablemente a una repetición de la crisis en el futuro.
“Yo concentraría todos mis esfuerzos en esto (revisar las pérdidas de agua, las fugas)”, indicó.

Por otra parte, señaló que lo sostenible para una ciudad como la de México, también radica en detener el crecimiento que se tiene.

A largo plazo lo que tienes que hacer es buscar una respuesta definitiva y una respuesta sostenible”, dijo.

En cuanto a la rehabilitación de pozos en desuso, Rojas indicó que es posible en algunos casos, pero también se enfrenta desafíos técnicos y de disponibilidad de agua en los acuíferos.

Los pozos necesitan mantenimiento constante, si no pueden azolvarse y entonces la cantidad de agua, pues obviamente disminuye respecto a la que teóricamente podían obtener. Esa es una cuestión importante, hay que mantenerlos”, detalló el experto.
José Joel Carrillo Rivera, investigador del Instituto de Geografía de la UNAM, explicó que la falta de agua en los pozos no se debe a su ausencia, sino a problemas técnicos en su construcción y operación, así como a la falta de comprensión sobre la calidad y movimiento del agua subterránea.

“Hay muchos aspectos que no están claros de cómo y en qué condiciones debe estar funcionando un pozo, cómo se debe construir y por qué debe funcionar en tal situación en relación con su caudal, tiempo de extracción, entre otras. Lo único que preocupa (…) es que el pozo aporte agua (…) la calidad del agua no entra en la ecuación, entonces (...) todas las propiedades que lleva el agua en términos fisicoquímicos y que influyen en la producción eficiente del pozo son desdeñadas”, informó el especialista.

Por otro lado, el experto señaló que la falta de comprensión sobre la dinámica del agua subterránea puede tener consecuencias graves tanto en el medio físico, la infraestructura hídrica, ecosistemas, como en la salud pública, debido a la falta de incorporar su papel ambiental y desconocer su funcionamiento lo que implica riesgos adicionales de contaminación y deterioro de la calidad del agua.

“El agua subterránea tiene que ver con su recarga y camino recorrido hasta su extracción, se conoce que un flujo local contiene agua que está siendo más vulnerable a las acciones de contaminación en superficie (...) Tenemos que hablar de una serie de compuestos potenciales que pueden alterar la calidad del agua y que muchas veces no se ven. Por ejemplo, las nanopartículas de plástico es muy posible que estén dentro del abasto de agua de los sistemas locales”, afirmó el académico de la UNAM.

Agua suministrada en México

Según información de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), tanto a nivel nacional, como en la Ciudad de México, ha disminuido la cantidad de agua suministrada por habitante al día de 1996 a 2021.

A nivel nacional, en 1996 se suministraban 348.30 litros por habitante al día, mientras que esta cantidad disminuyó a 242 litros al día en 2021; esto significa 30.51% menos. En la capital del país pasó de 570.50 litros por día, en 1996, a 308 litros en 2021; es decir 46.01% menos de agua suministrada.

Por otro lado, el agua residual generada, colectada y tratada mantuvo, prácticamente, los mismos niveles de 2019 a 2021. En la República se generaron 250.48 metros cúbicos en 2019 y 280.30 en 2021; el agua residual colectada tuvo 215.33 m3, en 2019 y 215.47 m3, en 2021, el agua tratada pasó de 141.48 m3, a lo largo de 2019 a 145.34 m3, en 2021.