Al cierre de esta nota, todavía no se habían publicado las nuevas medidas económicas en la palabra del ministro de Economía Luis Caputo.

Aún bajo el riesgo de adelantar algo que no vaya a darse, vale comentar unas líneas de lo que podría venir.

En primer lugar, hay que destacar que el presidente Milei, al menos en el plano de la teoría, es un fiel seguidor de la Escuela Austríaca de Economía cuyas cabezas, entre otros, son Friederich von Hayek y Ludwig von Mises.

Esta Escuela adhiere a la idea de que la ciencia económica se deriva de la lógica filosófica. En consecuencia, solo es posible desarrollar sólidamente teoría económica a partir de principios lógicos fundamentales.

El presidente, como sostiene esta Escuela, basa su forma de pensar en la férrea defensa de la propiedad privada, la libertad individual, la economía de libre mercado y el gobierno limitado.

Curiosamente, este pensamiento responde al que gran parte de los productores sostiene. Aquellos que participan en el eslabón agrícola y ganadero creen firmemente en la libertad de comercio y la libertad individual como fundamento del progreso.

Por si caben dudas al respecto, basta recordar el masivo movimiento que provocó la 125.
Los gobiernos, especialmente, los kirchneristas, fueron más bien seguidores de Keynes. El keynesianismo sostiene que una expansión de la oferta monetaria, cuando hay recursos sin usar, vale activar estos recursos para reducir la desocupación y así lograr un aumento del ingreso real. De acuerdo a Keynes, tal expansión monetaria no resulta inflacionaria, dado que la mayor producción tiende a anular los efectos inflacionarios correspondientes.
Esto da de bruces con el monetarismo que afirma que la inflación siempre es resultado de la expansión de dinero.

La visión de la Escuela Austríaca sería más amplia pues sostiene que, cuando hay expansión de dinero y crédito se producen distorsiones en los precios relativos, lo que deriva en una ineficiente asignación de recursos que, a la postre, termina en recesión o destrucción del sistema monetario.

Entiende que la cantidad óptima de dinero se establece en el mercado igual que la cantidad de cualquier mercancía: por oferta y demanda. Por ello, afirma que cuando el gobierno fija coercitivamente una cantidad de dinero superior a la que el mercado libre hubiese determinado está generando inflación, o sea distorsionando los precios relativos.

Porque la inflación distorsiona los precios relativos y toda acción gubernamental para disminuir la inflación, como es el caso de los subsidios y tipos de cambio especiales llevan a más distorsión en los precios relativos. Las “invenciones cambiarias” de Massa en el mercado de granos muestran a las claras ello.

Inspirado en parte en el monetarismo y, por supuesto en la Escuela Austríaca, el gobierno se apresta a reducir el déficit fiscal como generador de inflación y de distorsiones en los precios relativos.

Así, es fundamental que aumenten las exportaciones. Por ello, se espera que el dólar se aproxime a un nivel de $700.- con un mercado cambiario regulado que irá flexibilizando las restricciones a la demanda.

La unificación del tipo de cambio solo llegaría dentro de unos meses.

¿Qué tiene lo dicho que ver con el campo?

Acá es donde se puede visualizar un panorama algo más optimista.

Porque además del campo, la llegada de dólares frescos debería producirse a raíz de la actividad de Vaca Muerta, del litio y de la minera. El litio, por ejemplo, aguarda inversiones en el norte (triángulo del “oro blanco”)

La agricultura, sobre todo de la mano de la soja y el maíz (y sus complejos), podría casi con bastante certeza, aportar algo así como 20 mil millones de dólares más que lo aportado en el año pasado, en la balanza comercial.

Esta campaña, a diferencia de la anterior, promete una producción interesante, El Niño mediante.

No solo por el clima, sino también por el ánimo emprendedor del eslabón agrícola.

Para terminar, una reflexión: no hay lugar para una política gradualista.

¿Por qué?

Porque el gobierno no tiene financiamiento para hacer lo que se debe en forma gradual.

Porque los movimientos sindicales no permitirán, si se les da tiempo para reaccionar.

En fin, ojalá estas líneas hayan servido para generar fundamentos para las decisiones de cada uno.