La ecuación entre máquinas agrícolas y cosechas en el mundo parece encaminarse hacia un desfasaje en los próximos años.
El resultado sería un incremento de las cotizaciones internacionales de los granos, con un derrame positivo hacia la mecanización.
Durante los próximos 10 años, la producción agrícola mundial seguirá creciendo (+1,1% anual), pero a un ritmo inferior al registrado entre 2005 y 2015 (+2,2%).
Será insuficiente para hacer frente al aumento simultáneo del consumo de alimentos (+1,3% anual).
Así plantean el escenario futuro la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) y la FAO en el informe Perspectivas Agrícolas 2023/32.
Es un trabajo que analiza las tendencias de desarrollo del sector primario mundial a medio y largo plazo.
Condicionamientos
El informe advierte que en un futuro próximo la performance del sector agrícola estará condicionado por:
Variables relacionadas con la volatilidad de los precios agrícolas.
Aumentos de los precios de las materias primas e insumos.
Tensiones que se están manifestando. sobre el escenario geopolítico y las consecuencias del cambio climático.
Prevenciones
Además, la FAO y la OCDE aclaran que las estimaciones del informe podrían resultar demasiado optimistas.
Es así porque se basan en la suposición de que el marco económico y político avanza hacia una estabilización gradual y tiende a mantener un cierto equilibrio también a medio plazo.
En caso de que se produzcan nuevos shocks repentinos, debidos, por ejemplo, a una reacción inflacionaria o a un aumento de las tensiones internacionales, la cifra de producción agrícola podría revisarse a la baja.
Lo que preocupa a los analistas de la FAO y la OCDE es, sobre todo, la evolución de los precios de los insumos agrícolas.
Las dos organizaciones han calculado que un aumento del 10% en el costo de los fertilizantes podría traducirse en un aumento promedio del 2% en el precio final de los productos alimenticios.
“El aumento de los precios de los insumos en los últimos dos años ha puesto en duda la resiliencia del sistema agrícola mundial”, se advierte en el informe.
Según las dos organizaciones internacionales, para alcanzar los objetivos a largo plazo de seguridad alimentaria y sostenibilidad es necesario, por un lado, invertir en innovación y centrarse en aumentar la productividad.
Por otro lado, hay que reducir la huella de carbono del sector primario mundial.
Consumo
El trabajo elaborado por la FAO y la OCDE también ofrece una perspectiva del cambio en las tendencias del consumo, que ya se viene produciendo desde hace algún tiempo.
Prevé una caída significativa y progresiva de la demanda de cereales.
Para 2032, sólo el 41% de la producción total de cereales se destinará al consumo humano, mientras que el 59% restante se destinará a la alimentación animal (37%) y otros usos industriales (22%).
Por otra parte, el consumo y la producción global de azúcar y carne parecería crecer, pero esto estaría muy polarizado.
Los impulsores de la demanda de ambos productos serían los países emergentes de África y Asia, mientras que Europa Occidental y América del Norte se caracterizarían por una reducción en el consumo de estos commodities.
Fuente: MaquiNAC