Pese a la racha compradora, las reservas netas internacionales se mantienen en un nivel crítico puesto que serían negativas en cerca de USD4.400 millones.

Lógicamente, la avidez por sumar dólares es enorme.

El denominado por algunos “dólar soja 4” ha empezado a mostrar algún resultado en términos de ingreso de divisas.

Considerando el “contado con liquidación”, se obtiene en promedio un tipo de cambio de referencia en torno a $445 versus un tipo de cambio oficial próximo a $350.

Es una mejora de casi un 30%.

El Gobierno intenta captar una parte del volumen de soja que aún se retienen en los silo-bolsas y demás espacios. Se trata de algo así como 9/10 millones de toneladas con un valor cercano a USD 4.500 millones.

En el Matba-Rofex, el contrato de Soja (Rosario, septiembre) 2023 llega a un valor promedio de USD 459. Si se toma en cuenta el tipo de cambio de $350, el precio sería de alrededor de $160.000 por tonelada.

Vale recordar que hace pocos días apenas llegaba a $130.000.

El atractivo de esta herramienta luce, prima facie, interesante para los tenedores de soja.

Pero ello no significa que vaya a dar el resultado esperado.

Luego de un tímido comienzo el “dólar soja 4” está evidenciando en una mayor liquidación del agro.

Está claro que se trata de un cierto alivio, que le brinda al gobierno. desesperado por divisas.

Pretende que, al menos, genere una mínima estabilidad cambiaria hasta octubre, con el propósito de llegar lo mejor posicionado a las elecciones generales.

Una buena es que, finalmente, logró así reducir, aunque sea transitoriamente, la brecha cambiaria.

Pero este presunto éxito está llamado a ser muy limitado.

Se estima que solo alcanzará a una cifra de USD 2.000 millones. Y probablemente, menos.

¿Por qué?

Como el Gobierno no puede más acceder al mercado de deuda, para cubrir el exceso de déficit, deberá recurrir a una mayor emisión de pesos por parte del Banco Central (BCRA).

En lo que va del año, se han emitido aproximadamente $5 billones, de manera directa o indirecta. Es casi un 3% del PBI.

El país sufre un proceso de huida del dinero que quema en los bolsillos y en las cuentas bancarias de la gente.

La combinación de una mayor oferta de dinero (emisión) y del proceso de huida de los pesos (baja de la demanda monetaria) abre una aceleración en la dinámica de precios de los próximos meses que prácticamente asegura un nivel de inflación para este 2023 de alrededor del 170%.

Además, el mercado descuenta que post elecciones podría haber una nueva corrección del tipo de cambio.

En este cuadro, la estrategia de quienes tiene todavía soja (no muchos) es la de ir desprendiéndose a cuenta gotas, según las imprescindibles necesidades.

Todo ello sucede en un país que, por la falta de dólares, ha obligado a limitar las importaciones, vitales para el desempeño del agro, a niveles extremos.

Los alicientes se han convertido en espejitos de colores. O algo similar.

Algunos podrán sacar provecho, en el cortísimo plazo. Pero, todo se va complicando, más aún.