Un restaurante de Oviedo, España. compró por cuarto año consecutivo la pieza ganadora del 51 Certamen del Queso Cabrales. Pagó 30.000 euros, la suma más alta por un queso. En 2018 se pagó por el queso ganador 14.300 euros, 20.500 en 2019 y 17.000 euros en 2022. El de este año es el queso más caro de la subasta y logra un nuevo record Guinnes.

«La pasión por la tierra y reconocer el trabajo de todos los queseros fue lo que me hizo subir la puja», aseguró Iván Suárez tras alzarse como vencedor. El responsable de la elaboración del queso contó que se trata de una pieza de 2,2 kilos de queso aproximadamente, elaborada con leche de vaca y cabra y con 10 meses de maduración a 1.500 metros de altura. El 15% de esos 30.000 euros desembolsados irán destinados a la asociación Galbán de lucha contra el cáncer.

El queso de Cabrales es un queso de tipo azul que se elabora en el Principado de Asturias, que durante meses madura en los Picos de Europa. El precio le permitió revalidar el título del Libro Guinness de los Récords del queso más caro subastado en el mundo, superando la cifra de 2019, cuando fue adquirido por 20.500 euros.

El queso de Cabrales es una de las señas de identidad del Principado, un emblema de su gastronomía que es “elaborado artesanalmente por los propios ganaderos, con leche cruda de vaca o con mezcla de dos o tres clases de leche: vaca, oveja y cabra”, según establece el Consejo Regulador. Una vez elaborado el queso, “pasa a cuevas naturales en la montaña para su maduración entre dos y cuatro meses. En estas cuevas, la humedad relativa es del 90% y la temperatura oscila entre los 8 y los 12 grados”. Unas condiciones que “favorecen el desarrollo de mohos del tipo penicillium en el queso durante la maduración, lo que le aporta las zonas y vetas de color azul-verdoso.

El sabor es levemente picante, más cuando está elaborado con leche de cabra y oveja pura o en mezcla”. La zona de producción la conforman 18 pueblos del concejo de Cabrales y tres pueblos limítrofes del concejo de Peñamellera Alta.

El mejor queso de Cabrales de este año, madura en una cueva a 1.400 metros de altitud, a una temperatura de siete grados, donde pasa “un mínimo de ocho meses”, para que tenga la cremosidad que Rosa Vada, propietaria de la quesería Los Puertos, busca en estas piezas. El proceso es largo: “la cuajada se amasa, no se prensa, para que queden agujeros y pueda vivir ahí el penicillium”, señaló Vada, de 62 años.

Después de alcanzar el punto deseado, los quesos se bajan a la quesería guardados en una mochila. Desde donde estacionan el coche hasta la cueva, hay una hora de caminata. El precio en tienda es de 35 euros el kilo y de 40 euros en ferias, cuenta la quesera que comenzó en la profesión en 2004, aprendió de su madre, y su queso ya le valió el primer premio en el certamen apenas tres años más tarde. Cuando se le pregunta la dirección de su quesería, responde: “Póo de Cabrales, es un pueblo tan pequeño que no le ponen nombre a las calles. Lo mejor es preguntar a la gente”.

Fuente: Todo Lecheria