Tendencias climáticas

De acuerdo a lo que se insinuaba a comienzos del mes de junio, la anomalía cálida más importante que se ubicaba sobre las costas de Ecuador y Perú, ha fortalecido un corredor de aguas cálidas hacia la zona central del Pacífico Ecuatorial. El fenómeno de El Niño como evento oceánico está en pleno desarrollo, lo cual garantiza que la influencia sobre la circulación atmosférica para los meses de primavera será validada. El pronóstico consensuado del indicador ENSO, tiene un piso de 90 por ciento de probabilidad de que el mimo se mantenga en posición Niño durante el resto del año, condición que se proyectaría hasta marzo del año próximo, aun cuando la probabilidad sea un poco más baja.

Debemos tener en cuenta que así como este fenómeno nace en la cuenca oceánica y tiene una inercia para mostrar su influencia en la circulación atmosférica, aun cuando el mismo se debilite con el transcurso del verano, debemos esperar un condicionamiento prácticamente continuo de este forzante para el semestre cálido. En términos genéricos, los flujos de humedad del sector norte se ven favorecidos por la circulación de El Niño, en consecuencia, aumentan en forma significativa las chances de lluvias normales o por encima de las normales, principalmente en el centro noreste del país.

El mapa refleja la extensión de la anomalía cálida desde Sudamérica hacia la cuenca central del Pacífico Ecuatorial. Por otra parte gran parte del litoral Atlántico frente a las costas brasileñas y uruguayas, presentan anomalías positivas que responden a un comportamiento de gran escala sobre el Atlántico sur. En tanto sobre el Pacifico sur, la influencia de las aguas polares es pobre, no se detectan anomalías frías que puedan convertirse en fuente de masas de aire frío como para quebrar la tendencia cálida que lleva el invierno.

En cuanto a la escala regional, junio y lo que va de julio han tenido en común que dentro de este período no se logró revertir el patrón dominante de circulación que dejo el final de otoño. Tanto la humedad como la temperatura fueron dos variables que se mantuvieron muy por encima de los valores normales. Las interrupciones de aire frío no lograron sostenerse y recién por estos días el patrón los vientos del sur sudoeste comienzan a dominar en forma consistente como para converger en lo que sería la segunda semana con ambiente invernal.

Naturalmente que es razonable esperar que en lo que resta de julio, incluso en la primera quincena de agosto, las temperaturas muestren algo más de rigor. Sin embargo, estos días siguen mostrando un alta volatilidad térmica de la mano de una recomposición de aire del sector norte. Estas reiteradas apariciones de aire del noreste, condicionan significativamente el desarrollo del trimestre de invierno, y aumentan la probabilidad de que se validen los corrimientos positivos en la temperatura. Si tenemos en cuenta el efecto moderador del Atlántico cálido y la escasa frecuencia de masas de aire de origen polar, se estaría validando la posibilidad de un invierno templado y más bien corto.

Es poco probable esperar que ya con el trimestre de invierno muy avanzado, las condiciones de escala regional se modifiquen de manera contundente. Temporariamente podremos tener semanas más frías, pero estamos muy lejos de poder alcanzar la alta frecuencia de heladas, muchas rigurosas, que por estas fechas se daban el año pasado. Son dos años muy antagónicos en el comportamiento climático y estas diferencias difícilmente se estrechen con el correr de la primavera. Las zonas que no han tenido oportunidad para avanzar con la fina deben esperar una mejora para el arranque de la primavera. Es muy posible que este contexto de escala regional permita anticipar la influencia del fenómeno de El Niño sobre el oeste, es decir, no sorprendería un arranque temprano de las lluvias en la transición de agosto para septiembre, independientemente de la influencia del forzante de escala planetaria.

De validarse esta tendencia, se perfila un año con riesgos disminuidos para las siembras tempranas de maíz y una muy buena oportunidad para el desarrollo de la fina, la cual posiblemente sobre la franja este deba lidiar con problemas sanitarios.