El patrimonio fitosanitario de Chile, definido como la ausencia de plagas y enfermedades que afectan a la agricultura y silvicultura del mundo, es un activo esencial para el país. Esta condición ha permitido mantener una competitividad productiva y garantizar nuestra seguridad alimentaria a través del flujo comercial de exportaciones e importaciones agroalimentarias, sin embargo, los efectos del cambio climático, el incremento de nuestra condición de escasez hídrica, la movilidad de chilenos y extranjeros, las faltas de control sanitario en los países de productos importados, así como el preocupante aumento de ingresos no autorizados de frutas y verduras, ponen en grave riesgo esta condición estratégica de nuestro país.

Rodrigo Astete, jefe de la División Agrícola, Forestal y de Semillas del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), ha informado que el país mantiene una condición sanitaria mejorada que le sigue permitiendo acceder a diferentes destinos, no obstante, también ha resaltado que ya no somos una “Isla Fitosanitaria”.

Chile está declarado desde el año 1995 como país libre de Mosca de la fruta, insecto de importancia económica mundial, lo que constituye una ventaja comparativa para la industria exportadora de productos hortofrutícolas frescos. Dentro del continente americano, es el único país que ostenta la categoría libre de esta mosca, aun así, la probabilidad de su presencia es cada vez más alta por las razones comentadas. Actualmente, se encuentran focos activos en las regiones de: Antofagasta, Atacama, Coquimbo, Valparaíso y Metropolitana, presentando una mayor intensidad de propagación que eventos anteriores.

A la presencia de la mosca de la fruta, se suman varios otros insectos cuarentenarios detectados, entre ellos las intercepciones de larvas de la polilla Stenoma catenifer, en frutos frescos de paltas, procedentes del Departamento de Ancash de Perú.

Los cada vez mayores ingresos ilegales, potencian el riesgo de nuestro patrimonio sanitario. Hace unas semanas, se logró decomisar 16 toneladas de paltas de origen peruano que habían accedido por una ruta no autorizada en la frontera norte de Chile.

El Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), es la organización que debe mantener nuestro patrimonio fitosanitario y a quienes debemos agradecer el gran esfuerzo que hacen a lo largo de Chile por defender esta significativa ventaja para el país, sin embargo, no es suficiente. Se requiere el compromiso y consciencia ciudadana para no seguir ampliando su vulnerabilidad, asimismo, tal como lo declaramos a través del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Chile, es urgente que el Gobierno refuerce la acción del SAG, con los recursos necesarios para salvaguardar este ámbito fundamental del desarrollo y seguridad nacional. (Esta columna fue publicada a su vez en la Revista del Campo)