“Se trata de una oportunidad hasta ahora muy desaprovechada, si se traduce lo que sucede en el vecino Uruguay con su tercer planta de celulosa”, sostiene la periodista Silvia Naishtat. O Paraguay que inaugura su primera fábrica tras un desembolso de US$ 3.200 millones de Paracel, de capitales suecos y paraguayos. Y la noticia es que dispondrá de materia prima argentina y la devolverá elaborada.

Brasil, por citar otro caso, lleva invertidos US$ 25 mil millones en los últimos 15 años y Chile ya va por su tercera planta de pasta celulósica.

Las inversiones pasaron de largo

Claro que no puede considerarse una discriminación hacia Argentina. Sencillamente, la inestabilidad económica hizo que las inversiones pasaran de largo. Pero en el sector no bajan los brazos. Se unieron en Confiar (Consejo Foresto Industrial Argentino) que hilvana todos los eslabones de esa larga cadena industrial, desde la plantación al producto final incluyendo los fabricantes de maquinaria.

El país tiene 1,3 millones de hectáreas de plantaciones forestales y 53,6 millones de hectáreas de bosques nativos y cuenta con otras 3,7 millones de hectáreas disponibles para expandir plantaciones que no compitan con bosques nativos ni con los cultivos.

Y mucho de esto están mirando nuevos jugadores. En el último año, petroleras como Vista de Miguel Galuccio utilizan las plantaciones forestales como palanca para compensar las emisiones de dióxido de carbono de su actividad. Y laboratorios como el suizo Novartis están en la misma senda.

Precisamente en 100 kilómetros a la redonda de la correntina Virasoro, en plena Mesopotamia, ya se habla de la cuenca más grande para la foresto industria del mundo.
Claudia Peirano, una de las mayores referentes del sector, destaca la inversión de la belga Akon Timber en Virasoro que contabiliza 6 hectáreas de galpones y una planta de bioenergía.

La oportunidad es ahora

Se suma a la compra con ambicioso planes de Central Puerto, de las familias Miguens-Bemberg, Escasany y Reca, que sumaron las 88.000 hectáreas de bosques que poseía la universidad de Harvard. “Finlandia y Canadá están muy interesados”, agrega Peirano. “La oportunidad es enorme”, suelta Claudio Terres de Ledesma que aclara que a los árboles hay que plantarlos en el lugar correcto,

Fuente: El Entre Rios