RECUPERACION ZONIFICADA

Como venimos viendo a lo largo de las últimas semanas, la recuperación de las precipitaciones en febrero ha sido muy discretizada zonalmente, lejos de la generalización tan necesaria. En este sentido el sudeste de BA, posiblemente haya sido el área más beneficiada en febrero. También el sudoeste entrerriano, algunas zonas del centro de SF, han logrado sumar razonablemente. Últimamente el centro norte de la provincia de Misiones y otras zonas del chaco salteño han acumulado buenos milimetrajes. Como vemos la descripción geográfica, configura una mínima parte del sector productivo del país, donde claramente han prevalecido volúmenes pluviales por debajo de los normales para la época.

Si tomamos el balance hídrico a la fecha y proyectamos la necesidad de lluvias para las próximas dos semanas, tanto como para recuperar niveles de reservas adecuados en los perfiles, vemos que evidentemente hay una moderación de la demanda pluvial, pero lo que se requiere para la normalización es aún muy elevado.

Como podemos ver en el mapa, la zona donde predominan requerimientos superiores a los cien milímetros es muy extendida. Vemos que la moderación de la demanda se ve muy zonificada, justamente respondiendo al patrón discretizado de la oferta de agua que viene prevaleciendo en el mes de febrero. Los mínimos de la demanda responden eventos de escala reducida, donde las lluvias han logrado ser recurrentes o han sumado milimetrajes destacados. En la zona núcleo central, no se ven mejoras sustanciales Es posible considerar que en las vecindades del sudoeste entrerriano, hacia territorio santafesino, la situación se algo más acomodada que lo que muestra el mapa. Por fuera de esta excepción la demanda con que la zona núcleo ingresará al mes de marzo, sigue siendo muy elevada y el corto plazo no aporta nada significativo para ser considerado un auxilio de peso.

Fuera de la región pampean la situación también es crítica en el centro de la Mesopotamia o en la región productiva principal del NEA, con demandas que superan largamente lo que los pronósticos muestran para el corto y mediano plazo. De todas maneras, en las próximas semanas se verá mayor actividad en esta zona, claramente una ayuda que llegará muy fuera de tiempo.

Estamos transitando una campaña histórica en cuanto a la hostilidad ambiental que debieron enfrentar las sementeras. A diferencias de otros años donde las lluvias han defeccionado, la presente campaña partió de un nivel de reservas inexistente en la mayor parte de las zonas productivas del país. En otras oportunidades, la sequía había golpeado en forma más sectorizada, en esta oportunidad, es difícil encontrar zonas donde los resultados no se muestren condicionados por la falta de precipitaciones. En muchos sectores de la zona núcleo central la fina tuvo muy malos resultados y la gruesa converge cada vez más hacia una producción muy pobre. En términos de soja, las estimaciones aun no encuentran el piso. Entendemos que las circunstancias son comparables o peores que el período seco observado entre finales de 2007 y el otoño de 2009.

La gravedad de la situación que se debía sortear en esta campaña siempre estuvo contextualizada por un buen nivel de información agroclimática. Son escenarios críticos que no tienen una recurrencia predecible, pero tienen probabilidad baja de ocurrencia. En términos de cambio climático, esta situación no implica un riesgo extra respecto de años venideros en cuanto al potencial agrícola del sudeste de Sudamérica. Si queda claro que la volatilidad climática y los fenómenos extremos han ganado frecuencia y este es el gran desafío que se viene para loas próximas campañas: desarrollar capacidad de adaptación, acopiando las experiencias y recurriendo a la tecnología.

Por lo pronto, una vez que se valide la normalización pluvial durante este otoño, seguramente ingresaremos en años más benévolos, alejándonos de las persistentes deficiencias pluviales que predominaron en estas últimas tres campañas. Recuperar los perfiles, no será una tarea sencilla, pero el primer paso deberá concretarse con un aumento en la frecuencia y volumen de lluvias. Es la única variable monitorear en el próximo trimestre. A esta altura lo demás no cuenta demasiado.