El excesivo optimismo de fines de la semana pasada, a raíz de las lluvias caídas en la Argentina, incentivaron las bajas de los precios de la soja; algo que fue muy claro el viernes pasado.


Al caer en la cuenta de que las precipitaciones fueron de ayuda, pero no del todo suficientes, este lunes los precios recuperaron lo perdido. En rigor, resultaron de un volumen inferior a lo previsto,
A ello, se une el horizonte de demanda por parte del mercado chino, luego de superado el período de feriados por la celebración del Año Nuevo en China. Las compras chinas se han activado.


No termina acá la visión favorable sobre los precios.


Porque hay que mirar al Brasil. No se trata solo de la falta de precipitaciones, que afectó el cultivo en Rio Grande do Sul.


Ahora se trata de la cosecha en Brasil, donde se registra un preocupante retraso en la trilla de soja.


La reconocida consultora AgRural acaba de advertir sobre este problema. Pues ha revelado que hasta el jueves pasado, los trabajos de cosecha sólo avanzaron un 5% de la superficie contra un 10% para la misma fecha del año pasado, pese a que ese año la cosecha fue mala.
¿A qué se debería este fenómeno? La lentitud en el avance sería la consecuencia de las pocas horas de luz y la escasez de sol registradas, especialmente en el Mato Grosso.
Finalmente, vale destacar, como sostén en los valores, la información que brindó el USDA el pasado 12 de enero.


Recordemos que, en el último reporte, la reducción para el volumen de la cosecha fue muy escueta. Pasó de 49,50 millones a 45,50 millones de toneladas. Obviamente, muy poco.
En febrero, seguramente el USDA corrija este número y, por ende, es probable que lo acerque al nivel de 40 millones. Una noticia de tal magnitud empujaría los valores hacia arriba.


Para elevar el ánimo, en un año donde la cosecha será magra, es importante remarcar un aspecto que está pasando desapercibido.


Nos referimos al dólar en relación a las demás monedas.


El cuadro que sigue (Índice Dólar) muestra claramente cómo desde fines de septiembre la tendencia, de la moneda estadounidense, es negativa. Muy especialmente desde principios de noviembre.

Es tanta la preocupación sobre el comportamiento del dólar en nuestro país, por la pérdida de valor del peso argentino, que este dato no ha sido tomado demasiado en cuenta.


Respecto al peso argentino, nuestra “despreciada” moneda, debemos destacar una noticia que, si bien no es de gran aliento, al menos no resulta desagradable.


En los últimos tiempos, la tasa de depreciación del peso es semejante a la tasa de inflación. Algo bueno… ¿no?


El cuadro siguiente muestra la suba del dólar oficial.

Al terminar enero, la devaluación del peso rozará el 6%.


Algo es algo.