Lic. Jorge Ingaramo

La oportunidad para Argentina en los próximos cinco años es recuperar el área productiva de girasol perdida y abastecer el faltante en la producción mundial de aceite.

El Licenciado Jorge Ingaramo es economista, Ex Subsecretario de Economía Agraria del Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos de la Nación, entre 1991 y 1993. Autor del Plan Estratégico para el Girasol 2007-17. Presidente de dos de los siete Congresos de ASAGIR, y ex Tesorero de ASAGIR (Asociación Argentina de Girasol) y de MAIZAR (Asociación Maíz Argentino). Actualmente se desempeña como Asesor de ASAGIR.

1. El mercado antes de la pandemia.

El mercado mundial del aceite de girasol crudo fue uno de los más dinámicos entre los de commodities alimentarias. El consumo creció en los diez años previos a la pandemia, 5,1% anual acumulativo y las exportaciones lo hicieron al 11,5%.

La caída en las producciones de los tres grandes del hemisferio Norte en la campaña 2019/2020, previa a la pandemia, generó una merma de grano de girasol del 8,9% a nivel mundial, unos 4,79 Mt distribuidas en 2,4 Mt; 2,03 Mt y 0,61 Mt en Ucrania, Rusia y la Unión Europea, respectivamente. La recuperación posterior no alcanzó a reducir los precios que fueron muy buenos ya que, en Rotterdam, el mercado guía, los contratos de la campaña 2020/2021 alcanzaron los U$S 1.350/t para el aceite crudo, un 42% superiores al promedio de la década previa.

Como se sabe, aceites crudos vegetales hay muchos, pero los que dominan los mercados comerciales son cuatro: a) el de palma, producido y consumido en los países asiáticos; b) el de soja, c) el de canola, típico de las zonas más frías y d) el de girasol. El de palma es, por lejos, el aceite más comercializado (exportaciones 2023, por 50,9 Mt en un total de 87,5 Mt). Los de soja y girasol, ocupan el segundo lugar, siendo este último el que tiene una economía más abierta: se tranzaba el 58,6% de lo producido (campaña 2020/2021 del hemisferio Norte).

Finalmente, de los cuatro grandes graneles, tres se emplean para biocombustibles, siendo la excepción el aceite de girasol. Obviamente, el conflicto desató la suba de los precios del petróleo y del gas, dinamizando la demanda de los aceites que se transforman en energía. En el caso del girasol, la demanda no fue afectada por la pandemia, pero sí por la suba de precios de alimentos y energía, así como por la caída del nivel de actividad mundial producida por la invasión rusa.

Los precios crecieron por la escasez de oferta de 795 a 1350 US$/ts. El aceite refinado de uso alimentario doméstico no sufrió demasiado (encierro, previo a la vacunación).
En la Argentina, el complejo girasolero se transformó, en 2021, en el noveno exportador en dólares, con un crecimiento interanual del 102,1% y un valor de U$S 1.334 millones.

2. La invasión rusa a Ucrania. Consecuencias. Perspectivas.

A más de 300 días de ocurrida (y una vez más, en invierno) las posiciones negociadoras son duras y, al mismo tiempo, nadie presume un “final bélico puro”. Mientras dura el impasse, las consecuencias son, entre otras:

- Pedido de Finlandia y Suecia para unirse a la OTAN y transformación de la invasión en una “guerra europea” de alcance geopolítico que incluye la posibilidad de empleo limitado de armamento nuclear. Fuerte rearme en algunos países de la Unión Europea, por ejemplo, Alemania.

- Persistente e incierta suba en los valores de alimentos y combustibles y dificultades de abastecimiento de gas ruso a Alemania, Hungría, República Checa y Eslovaquia. Inflación y menor actividad económica en las potencias occidentales y dificultades para adquirir alimentos y suministros en los países más pobres. El año 2023 inicia con proyecciones de estanflación mundial.

Las perspectivas son de una dudosa solución de la ahora “guerra europea”, costosísima reconstrucción de la estructura productiva y de la infraestructura y el hábitat en Ucrania y prolongado período de, en el mejor de los casos, recomposición productiva.

3. Intento de proyección, de la oportunidad argentina.

Aunque parezca osado, algo se puede decir acerca del futuro, suponiendo que la guerra no durará para siempre. Son obvias las consecuencias que traerá para Rusia este conflicto en materia de aislamiento y sanciones internacionales; debilidad de poder de Putin al haber fracasado su blitzkrieg de tomar Ucrania en tres días; regreso posible de buena parte de la población ucraniana migrante; reconstrucción del aparato productivo, especialmente el de la industria (no es demasiado costoso, en el caso aceitero, comparado con el valor del material militar).

Para proyectar el crecimiento en valor, de las exportaciones argentinas del complejo girasol entre 2019 y 2027, se procedió a efectuar un análisis de los principales países o regiones que interactúan en el comercio mundial de importaciones (demanda) y exportaciones (oferta).

Se buscó determinar, en base a tendencias específicas para cada país o región y sin apelar a un método estadístico uniforme, el potencial de crecimiento de las importaciones totales en el período de proyección (los precios son impredecibles). Estas serán adicionadas a las importaciones mundiales del año base (2019) para luego investigar qué países o regiones pueden o tienen capacidad de abastecer la demanda incremental y teniendo en cuenta que, buena parte de los países de Asia y Oriente Medio abastecidos por Ucrania, reemplazaron en 2022, en una parte menor, al aceite de girasol (más caro) por el de palma (más barato).
A tal fin, se estudiaron los datos de la década comprendida entre 2019 y 2020 (promedio bianual) y 2009 y 2010 (promedio bianual). Subyace una posible mejora de la economía mundial “similar” a la post-crisis de 2009.

Países o regiones exportadoras

- Ucrania. Las exportaciones ucranianas, en 2019, representaron el 54,4% del total mundial. Al tener un bajísimo consumo interno, su producción de aceite, fuertemente subsidiada, estaba orientada al mercado externo. Luego de una meseta trianual, con una media de 3,8 Mt entre 2014 y 2016, presentó una rápida expansión hasta las 6,06 Mt y 6,35 en 2019 y 2020. Vale decir que, en cinco años aumentó sus ventas externas en 2,55 Mt; unas 510.000 toneladas año. Como no disponía de superficie excedente para ampliar su área de manera sustantiva y alcanzó niveles de rendimientos por hectárea difícilmente superables en condiciones normales, se postuló que a partir de 2020 sus exportaciones crecerían al 4% anual acumulativo, hasta alcanzar las 7,726 Mt. El porcentaje es similar al crecimiento observado, hasta el conflicto, en el mercado mundial. Hubo una correlación casi perfecta entre la expansión de la demanda de parte de los nuevos ricos y clases medias de Asia y Medio Oriente y la exportación del citado país.

- Rusia. El consumo interno es muy significativo y, aunque irregular, compite fuertemente con los saldos exportables, pese a lo cual se registra un incremento de estos últimos desde un trienio relativamente estable (promedio de 1,517 Mt exportados) entre 2014 y 2016, hacia otra meseta entre 2018 y 2020, de 2,349 Mt. Puede decirse entonces que, en cinco años -es decir entre dichas mesetas- aumentó sus ventas externas en 166.000 toneladas por año. Este incremento se proyecta al período 2021-2027, por lo cual Rusia podría pasar de exportaciones de 2,651 Mt a 3,647 Mt.

- Unión Europea y Turquía. Por la proximidad geográfica se registra un relacionamiento comercial entre ambas áreas, de importaciones y exportaciones mutuas, dependiendo de las circunstancias productivas, momento del año, etc. Las exportaciones sumadas representaban 0,992 Mt en 2019 y se postuló un crecimiento del 2% anual acumulativo en los próximos años hasta alcanzar las 1,038 Mt.

- Otros países. Las exportaciones de otros países representaban apenas el 5,8% del comercio mundial en 2019, es decir unas 640.000 toneladas. Se postuló que nuevos países productores o ampliaciones en la producción de los actuales proveedores podrían hacer crecer las exportaciones al 4% anual acumulativo, con lo que alcanzarían las MT 0,821 en 2027.

- República Argentina. Nuestro país exportó 855.000 toneladas en 2019, representando el 7,7% del total mundial. Sería capaz de captar, con respecto a sus competidores, el volumen necesario para completar exportaciones totales mundiales por 15,159 Mt. Es decir que aumentaría sus ventas externas en 1,072 Mt hasta alcanzar 1,927 Mt en 2027. Para ello, empleando un rendimiento en aceite, del 44% por tonelada de grano molido, Argentina debería aumentar su producción de girasol en 2,436 Mt las cuales sumadas a las 3,825 Mt (2019) darían un total de girasol producido de 6,261 Mt en 2027 (unas 2,72 MHas con un rendimiento de 2.300 kg por hectárea). Esta es una hipótesis conservadora y revela apenas el logro de una siembra como la de 2007.

La siguiente Tabla presenta, osadamente, las importaciones y exportaciones que sirvieron de base (2019) y las tentativas para 2027.

4. Conclusiones

Insistimos, la oportunidad para La Argentina en los próximos cinco años es recuperar una parte modesta del área productiva de girasol perdida por las malas políticas locales (2007 -2015) y abastecer el faltante en la producción mundial de aceite que, indudablemente, ocurrirá porque los países que incurren en invasiones, conflictos y/o guerras siempre pierden. O por lo menos, así lo hacen sus poblaciones y estructuras productivas, los cuales tardan años en recuperarse sobre todo teniendo en cuenta el antecedente de la anterior “guerra europea”, que fue la Segunda Guerra Mundial.

No debe olvidarse que ninguna de las grandes potencias, Estados Unidos y China, ha demostrado demasiado empeño en la rápida finalización del conflicto y la vuelta a la “normalidad”. Lamentablemente, a mayor duración del conflicto mayor será el daño para los beligerantes y buena parte de la economía mundial.

Fuente: Bolsa de Comercio de Rosario