En resumen un cuatrimestre que otorgó muy pocas ventajas para resolver la fina en la zona central del país y para avanzar con la siembra de la gruesa. En el sur el panorama sin ser ideal, presenta corredores que han recibido auxilios más continuos y en algunos casos, hasta generosos. Lo inusual de esta campaña ha sido la continuidad del déficit pluvial en la zona núcleo del país.

Como se ve con claridad en el mapa, las precipitaciones más generosas se dieron en corredores que van desde Salta hacia el norte de SL, tomando gran parte de la serranía vecina de la provincia de CB. La oferta va disminuyendo hacia el este y en particular hacia la zona núcleo. Resurgen algunas zonas mejor provistas en el sur de LP y otras un poco más homogéneas del centro para el sudeste bonaerense. En el centro de Chaco y áreas del sur de Misiones también se despliegan algunos máximos, pero que llaman la atención por el contexto, sin llegar a ser los habituales para el mes de diciembre. Ha llovido poco en la Patagonia, salvando el sur de SF donde se ha observado mayor frecuencia de frentes.

En este mapa no están consideradas las lluvias del primer día del año. La provincia de LP y el oeste bonaerense han tenido algunos registros generosos, los cuales puntualmente ascendieron a los setenta milímetros, pero los promedios predominan cercanos a los cuarenta milímetros. Estas precipitaciones también corrieron hacia el este tomando la zona de Tres Arroyos y otras áreas del sudeste hacia Balcarce y Necochea. La oferta de agua en general ha sido pobre en la zona núcleo, donde las marcas estuvieron más cercanas a los diez milímetros. Son milimetrajes muy bajos para gestionar una seca tan potente.

La región central del país ha registrado en 2022, el año más seco de los últimos sesenta. En particular en la zona núcleo, las deficiencias son similares a las de 2008, pero el impacto negativo aún no se resuelve. Al considerar el trienio 20-22, se destaca a este periodo como el más seco jamás observado a nivel país. No hay experiencia de manejo agronómico capaz de soportar tremendo hostigamiento del clima. La triple Niña sin dudas pone un nuevo mojón a la hora de describir situaciones deficitarias extremas en el país.

Tal como viéramos en el mes de noviembre, gran parte de la franja central se vio afectada por las deficiencias pluviales. De noviembre para diciembre, el patrón seco, fue mucho más extendido, tomando casi todas las regiones productivas del país. Posiblemente el centro sudeste de BA, es la zona que mejor ha sobrellevado el último mes del año.

Desde el sur del NOA hacia la región cuyana e incluso el sur de LP, se alternaron lluvias abundantes con otras normales. La mejor oferta de agua sobre estos corredores, se explica básicamente por la presencia de bajas presiones, que mitigan el efecto negativo estabilizador de las altas sobre el este. Las ondas muy chatas en la atmósfera media producen muy poco movimiento de los sistemas en superficie y las altas presiones pisan demasiado tiempo el área continental. Los sistemas frontales encuentran mejores condiciones para desarrollar la nubosidad en zonas del oeste y sudoeste. Esto se notó de manera muy sensible en la lluvia de primero de año, con tormentas generosas en el sudoeste de la región pampeana y registros modestos en el resto del país.

Esto, aun no se corrige. Convergen en este caso, condiciones negativas de la dinámica de escala regional, con la persistente restricción de humedad atmosférica que potencia el escenario La Niña. Es muy complejo esperar cambios positivos y de gran escala con estos elementos presentes. Por lo pronto, todo apunta a una mejora que puede sobrevenir a partir de un debilitamiento de La Niña. La restricción pluvial seguramente afectará también al mes de enero, quizá con una mejora en la segunda parte.