SIN MODIFICACIONES DE FONDO

Sin sorpresas significativas, se han concretado las lluvias de la última jornada de diciembre y las primeras de enero. Las mismas apenas sumaron en la zona central más necesitada, quedando la mejor oferta de agua sobre el oeste, en zonas de SL, CB, LP, oeste y sur bonaerense. Ayer algunas lluvias destacadas tomaron el norte de la provincia de Misiones.

Como se puede ver en el mapa, se destaca la continuidad de lluvias modestas en el centro del país, en la zona núcleo en particular. Los acumulados en la zona núcleo apenas bastan para promover mejoras superficiales.

Recordamos que transitamos una campaña donde las napas freáticas no representan ninguna ayuda. Es decir todo el sistema se encuentra muy resentido. Las lluvias escasean, las reservas cercanas no han logrado acopiarse y las más profundas quedan lejos de dar cualquier auxilio.

La situación no está resuelta, el fenómeno La Niña aún sigue presente, pero es sabido que su influencia negativa se modera con el correr de los meses de verano. De hecho el mes de enero será el último que presentará a este indicador con fortaleza, aunque ya reducido a un evento oceánico. Si la escala regional logra mejorar un poco la circulación de aire y logran más eficiencia a la hora de distribuir aire de origen tropical, podríamos converger sobre un bimestre febrero marzo con lluvias dentro de los valores estadísticos. Para el mes de enero esto es menos probable, pero si se logra cierta continuidad en los pasajes frontales en la segunda parte de enero, aun con disparidad, algunas áreas productivas, más que nada del sur, pueden encontrarse con una gruesa que en promedio arroje buenos resultados. El promedio en los resultados de una zona tan vasta, es una medida poco amigable, pero está claro que la disparidad de las lluvias aún se posiciona como un riesgo vigente para el mes de enero.

Por último es interesante destacar, que los modelos de pronóstico del indicador ENSO (el Niño/La Niña), comienzan a despejar las dudas respecto del arribo de la neutralidad. La última parte del verano, ya se ingresaría en esta etapa, lo cual quita el sesgo negativo al comportamiento pluvial. Algunos indicios proyectan incluso la aparición del fenómeno de El Niño para la primavera 2023. Es aun temprano para como para dar sustento a esta noticia, pero nadie discute los beneficios que esto podría acarrear. Por lo pronto, la mejora de las lluvias de la segunda parte del verano y el otoño deber ser el primer gran objetivo a conseguir. Tratar administrar la escasez hídrica actual, para alcanzar los mejores resultados en esta gruesa, convergiendo en un otoño más húmedo, con perfiles que permitan planificar con más tecnología y menos riesgo la campaña 23/24. Está lejos. Es posible.