Las grasas lácteas se caracterizan por su rico contenido en ácidos grasos saturados, que elevan el nivel de colesterol de las lipoproteínas de baja densidad y, por tanto, el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

En consecuencia, las directrices dietéticas tanto de la Asociación Americana del Corazón como de la Sociedad Europea de Cardiología recomiendan reducir la ingesta de grasas saturadas, y solo se sugieren productos lácteos bajos en grasa.

Sorprendentemente, un metaanálisis que incluía 12 estudios prospectivos de cohortes no demostró un aumento significativo de las enfermedades cardiovasculares en el caso de una ingesta elevada de grasas saturadas en comparación con una ingesta baja de las mismas.

Otro metaanálisis que incluía 21 estudios prospectivos tampoco encontró asociaciones significativas entre la ingesta de grasas saturadas en la dieta y los riesgos de cardiopatía coronaria, ictus o enfermedades cardiovasculares.

Además, se ha dicho que los alimentos lácteos específicos pueden desempeñar diferentes funciones en el desarrollo de las enfermedades cardiovasculares. Por ejemplo, la amplia cohorte de la Investigación Europea sobre el Cáncer y la Nutrición (EPIC), en la que participaron 340.234 personas de ocho países europeos, reveló que la ingesta de leche no estaba relacionada con la diabetes de tipo 2, mientras que la ingesta de queso estaba inversamente asociada al riesgo de diabetes.

La ingesta de queso y el riesgo de tener diabetes

Ahora, el resultado de este nuevo estudio, publicado en la revista ‘Nutrients’, ha demostrado que el exceso de ingesta de queso reduce causalmente los riesgos de diabetes tipo 2, la insuficiencia cardiaca, la enfermedad coronaria, la hipertensión y los accidentes de tipo cerebrovascular isquémico.

También se han observado indicios de una asociación inversa entre la ingesta de queso y la arteriopatía periférica. Sin embargo, no se han encontrado beneficios para la fibrilación auricular, la muerte cardiaca, la embolia pulmonar o el ataque isquémico transitorio.
«La ingesta de queso no influye en la presión arterial ni en los biomarcadores de inflamación»

El pronóstico positivo asociado a la ingesta de queso puede explicarse por un menor índice de masa corporal, circunferencia de la cintura, triglicéridos y glucosa en ayunas. Hubo pruebas sugestivas de una relación positiva entre la ingesta de queso y las lipoproteínas de alta densidad y no se observaron influencias en la presión arterial ni en los biomarcadores de inflamación.

Fuente: Siala Leche.org