El establecimiento “El Venado”, de Maria Ester Irrazabal y su hijo Norman Best, dedicados desde 2015 a la producción agroecológica de agricultura y ganadería en Guaminí, fue el punto de encuentro para presentar un diagnóstico integral sobre la implementación del programa de promoción de la agroecología en la provincia de Buenos Aires.

El evento fue convocado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Dirección Nacional de Agroecología de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación (SAGyP), el Gobierno de la provincia de Buenos Aires, el Ministerio de Desarrollo Agrario bonaerense (MDA), la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia (DGCyE), la Red Nacional de Municipios y Comunidades que fomentan la Agroecología (RENAMA) y el INTA.

El ministro de Desarrollo Agrario de la provincia de Buenos Aires, Javier Rodríguez, participó de la apertura y destacó las políticas públicas que se llevan adelante para impulsar y fortalecer modos de producción sustentables. “Desde que asumimos la gestión en diciembre de 2019, pusimos en marcha una serie de políticas públicas y herramientas para mejorar la productividad, pero con una visión que tenga en cuenta el cuidado de los recursos y el medio ambiente, y que al mismo tiempo estimule las economías locales, la repoblación de espacios rurales, la producción local de alimentos de alta calidad nutricional, la generación de empleo rural y el arraigo”, destacó.

“Desde el 2021 la FAO apoya a la provincia de Buenos Aires para llevar a cabo un diagnóstico que permita fortalecer las capacidades del Ministerio de Desarrollo Agrario provincial para ampliar la escala de la agroecología”, señaló María Laura Escuder, oficial de programas de FAO a cargo de la representación en Argentina. “Necesitamos respuestas sistémicas para poder reconciliar las dimensiones económica, ambiental y social. La agroecología puede darnos esa oportunidad para ir hacia sistemas agroalimentarios sostenibles, revalorizar conocimientos de otras formas de producir de manera amigable con el ambiente, promover la economía circular, abrir espacios de mercados nuevos y fortalecer el vínculo entre productores”, remarcó. Escuder pidió que “trabajemos para demostrar que tanto la producción orgánica como la agroecología y la agricultura convencional pueden coexistir y complementarse. Es necesaria una convivencia más pacífica entre los tipos de producciones, y así lograr un trabajo más cooperativo”.

Ampliar la escala de la agroecología en Buenos Aires A su turno Viviana Blanco, ingeniera agrónoma y consultora de FAO, presentó un diagnóstico en el marco del programa provincial de promoción de la agroecología, cuyo objetivo fue evaluar la manera con la cual se puede escalar, aún más, el enfoque productivo. El estudio consistió en la realización de 190 encuestas y 70 entrevistas, de las cuales la mitad, fueron efectuadas a mujeres. “Con el estudio se busca generar fortalezas sobre este enfoque para el MDA, y brindar herramientas para una mejor implementación del programa provincial de agroecología, partiendo de la idea de que no es que venimos de cero, sino que ya hay un trabajo previo en los territorios, con prácticas que podrían encuadrarse en una transición. El objetivo es sistematizar esas prácticas que se llevan adelante y ordenarlas por sistemas productivos, y además, registrar las estrategias y prácticas que hubiesen a nivel organizativo y productivo”, reveló Blanco.

Blanco buscó información, primero, en trabajos de investigación ya producidos, en revistas de divulgación e incluso en notas periodísticas, para luego hacer encuestas y entrevistas a productoras y productores que se autopercibían como agroecológicos. “Logramos identificar estrategias agroecológicas en todas las producciones agropecuarias de la provincia y en todas las regiones, y las mismas iban desde un rediseño total de producción hasta quienes querían mejorar el uso de agroquímicos”, explicó. Como aspectos reveladores, Blanco enunció que “el 70% de las y los productores hace experimentación en su propio campo. Por otro lado, el 90% de las y los encuestados dijo que están agrupados en alguna organización formal o en un grupo de trabajo y que aprenden entre ellos, lo que también rompe con el paradigma del aislamiento o la exclusión, donde el técnico es el que sabe y los productores no saben nada y no tienen nada que enseñar”.

Una de las preguntas que se repitieron tanto en encuestas como en entrevistas, fue sobre las oportunidades que tiene la agroecología para crecer y ser adoptada por más productores. “El 89% coincidió en que es una práctica que ofrece la posibilidad de establecer un mayor cuidado ambiental, se denota que quieren otra relación con la naturaleza. Otra de las cosas que más señalaron es que, por suerte, se empezaba a romper ese prejuicio sobre los agroecólogos, en el sentido de que son hippies y que no les importa ganar dinero o la producción. Se reveló que hay más productores que vienen de la agricultura convencional y que encuentran en la agroecología, al menos una disminución de costos; y aunque no compren todo el paquete de este enfoque productivo, sí encuentran esa satisfacción”, sostuvo.

Otro de los hallazgos del este estudio, según Blanco, es que “se valora que haya nuevas políticas públicas que apoyan la agroecología y que apalancan un desarrollo que ya estaba en los territorios. Los productores dijeron en muchos casos que ya venían trabajando y que tanto la provincia como la nación, reconocían eso”. Acerca del enfoque de la mujer y la agroecología, Blanco expresó que “ahí los resultados no fueron tan buenos o lindos. Las productoras que estaban integradas a asociaciones grandes, como el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) o la Federación Rural y la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), revelaron que ahí sí encuentran áreas de género que pueden problematizar las relaciones de poder entre hombres y mujeres; en cambio, quienes integran grupos de trabajo en donde no hay espacio para problematizar, dijeron no tener tanta permeabilidad a plantear esos problemas. Por otro lado, de las 30 mujeres que entrevistamos para el estudio, sólo dos dijeron reconocer que hay discriminaciones por género”.

De las 190 encuestas que hizo Blanco con su equipo, enunció que “casi todos nos dijeron estar preocupados por la continuidad de jóvenes en la ruralidad, debido a que en su mayoría emigran en lugar de permanecer en los territorios; aunque indagando un poco más pudimos ver que muchos jóvenes sí trabajan en el campo pero que no participan de la toma de decisiones; tratando de ver qué es lo que pasaba, interpretamos que hay una puja de poderes; es decir, la familia es vista como un campo social donde lo que se disputa es poder y los adultos concentran ese poder y les cuesta mucho cederlo. El trasvase generacional tiene que ver con eso, con ceder esa cuota de poder; en efecto solo 5 de los encuestados dijeron estar trabajando en esa sucesión”. La situación actual de la agroecología en Buenos Aires Actualmente, en la provincia hay 375 productoras y productores agroecológicos y más de 23.000 hectáreas certificadas en 81 municipios. Buenos Aires es la primera provincia en contar con un programa integral de promoción de la agroecología desde el año 2020, cuando fue presentado en la localidad bonaerense de Tapalqué. Como parte de la iniciativa, el MDA creó un Registro de productores y establecimientos agroecológicos y una Red Provincial de facilitadoras y facilitadores en agroecología. También, se formó la Comisión Asesora Provincial de Producción

Agroecológica (CAPPA), se desarrollaron módulos agroecológicos en las Chacras y Estaciones Experimentales del ministerio, se realizaron capacitaciones y se brindó asistencia técnica, además de líneas de financiamiento e instrumentos promocionales para este tipo de producción. La Red de Facilitadores en Agroecología cuenta con 562 agentes territoriales en 107 municipios. El MDA realizó 25 jornadas teórico-prácticas dirigidas a productores y productoras que deseaban incursionar en la producción intensiva con enfoque agroecológico, en 9 municipios.

El MDA además, ofrece tres líneas de financiamiento específicas para la agroecología a través del Fondo Fiduciario Provincia en Marcha, con montos que ascienden hasta $1.500.000, con tasas de interés subsidiadas de entre el 15 y el 24%. En ese marco, ya se entregaron un total de $20.600.000 en créditos a productores y productoras agroecológicas bonaerenses.

Otro de los vínculos que se desprende del programa de promoción de la agroecología son las Ferias Agroecológicas. En septiembre de este año se realizó la primera en el Parque Pereyra Iraola y de la misma participaron 50 feriantes inscriptos en el registro de productores agroecológicos y 41 facilitadores.

En abril de este año, la FAO firmó un convenio con el Gobierno de la provincia de Buenos Aires para fortalecer los sistemas sustentables de producción agroalimentaria en base al uso racional de los recursos naturales; fomentar la comercialización de los alimentos elaborados por pequeños productores y productoras, cooperativas y asociaciones; y reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos.

Del evento realizado en Guaminí participaron también José Augusto Nobre Ferreira, intendente de Guaminí; el director provincial de Educación Agraria, Gerardo Berchi; el director provincial de Educación Técnico Profesional, Ricardo de Gisi y el director del Consejo Provincial de Educación y Trabajo (COPRET) de la DGCyE, Adrián Pagani. También estuvieron presentes representantes de la Chacra Experimental Carhué, Rodrigo Tizón, coordinador de la Red de Agroecología del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), RENAMA y el Grupo Agroecológico Guaminí.

Acompañó al ministro, el director de Agricultura Familiar y Desarrollo Rural, Ezequiel Wainer; el director de Producción y Comercialización de la Agricultura Familiar, Juan Amador Velázquez y el representante del MDA en el Sudoeste bonaerense, Martín Tomaselli Pizzá.