Al levantar un poco la mirada, y tratar de vislumbrar las amenazas que se ciernen para lo que resta de la campaña, queda bastante claro que el panorama no es alentador.

La situación geopolítica a nivel global deja mucho que desear.

La economía mundial se encamina decididamente a una recesión de profundidad alarmante.

¿Exageramos? No parece. Según la última publicación del FMI, World Ecomomic Outlook, el crecimiento global de 2023 será uno de los más reducidos desde 1970. Para colmo, un 35% de los países del mundo, incluidos los europeos, sufriría el año próximo una recesión.

En los últimos tiempos se han aplicado políticas monetarias expansivas para morigerar los efectos de la pandemia. En todos los países. Obviamente, no nos referimos a nuestro país, donde el populismo es el que dirige.

Y ahora están llegando las consecuencias.

Queda muy claro que usar “la maquinita” tiene un correlato. Quienes han alegado que la inflación responde a múltiples causas, deben hoy callarse pues es evidente que ésta ha llegado al mundo entero por razones monetarias.

Por eso, los bancos centrales de la mayoría de los países siguen aumentando las tasas de interés.

Es notal el comportamiento de la Reserva Federal de EE.UU. que, entre los grandes países o bloques, es el que está subiendo más aceleradamente las tasas.

Las tasas se hallan en máximos desde inicios de 2008, año en que estalló la crisis.

La última actualización coloca la tasa de interés de referencia en un rango de entre 3% y 3,25% anual. Y ésta probablemente vuelva a incrementarse en vista de que la inflación no muestra señales de reducirse.

A resultas de esta política, el dólar ha quedado en el valor más fuerte desde el año 2001.

El gráfico que sigue muestra el recorrido del índice dólar desde mayo a la fecha, que es cuando comienza la acentuación de la tendencia al alza.

Como sabemos -y la historia económica lo demuestra- un dólar fortalecido significa una tendencia a la baja en los precios de los commodities. Y, en el caso que nos ocupa, de los granos y subproductos.

La suba en las tasas disminuye la presión al alza sobre los precios de los granos y sus subproductos. Ello es así porque se desarman los fondos invertidos en este mercado para dirigirse a opciones más seguras. Es el caso de los bonos del Tesoro estadounidense.

Por otra parte, los demandantes de estos commodities no utilizan dólares en sus respectivos países, por lo tanto cada vez que el dólar sube, a ellos les cuesta más cara toda importación.
En consecuencia, el cuadro futuro está sometido a estas cuestiones financieras y económicas.

Por ahora, la situación de precios, en vista de la interesante oferta mundial a punto de ingresar al circuito comercial, no se nota claramente. ¿Por qué? Por la guerra que sufre Ucrania y sus correspondientes problemas de suministro.

En cuanto a lo puramente coyuntural, los precios tienen una fuerte precios a la baja. El caso de la soja es relevante.

Este lunes, los valores de la soja cerraron en baja, luego de la rueda de Chicago, a resultas del avance de la cosecha estadounidense y de los problemas logísticos surgidos por la bajante del Mississipi, que dificultan el movimiento de las barcazas hacia el Golfo de México.

En cuanto a la demanda, es la continuidad de la política de “Covid Cero” en China la que presiona a la baja de precios, especialmente de soja. Lo preocupante está en que la situación no revela una solución definitiva.

Según la Administración General de Aduanas de China, las importaciones de este país los primeros nueve meses de 2022 alcanzan el volumen de 69,04 millones de toneladas. Es un 6,6% menor a la de igual período del año pasado.