Hay un elemento central en la formación del precio de los granos y de los subproductos. Se trata del valor del dólar en relación a las restantes monedas.

En lo que va del año, el dólar ha trepado alrededor de un 20% frente a la canasta global de monedas.

De hecho, se encuentra en su valor más alto en 20 años.

Parece increíble pero es así. En la actualidad, un euro vale como un dólar y, por momentos, menos que un dólar

Algo similar sucede con la indiscutida otrora moneda de cambio a nivel global: la libra esterlina.

Desde hace por lo menos un año, el mundo asiste a un ciclo de fortaleza del dólar. Y nada hace predecir que esta fortaleza pierda fuerza, menos aún si se toma en cuenta el reciente aumento de la tasa de interés en EE.UU.

Porque una cosa es EE.UU. y otra, el resto del mundo.

La realidad es que Europa y China se dirigen a paso firme hacia una recesión, en tanto la economía estadounidense sigue mostrando una capacidad de resilencia envidiable.
Mientras las restantes potencias enfrentan un gravísimo desafío en términos de suministro de combustibles y energía, merced a la revolución del shale oil y del petróleo no convencional, EE.UU. ha pasado a ser un exportador neto de energía. Por primera vez desde 1952.

Con este cuadro, el mundo financiero se dirige al dólar. La reserva de valor se ha constituido en el dólar.

El cuadro que sigue muestra el comportamiento del índice dólar (frente a una canasta de monedas), desde mediados de este año.

Todavía más claro es el cuadro siguiente. Acá vemos cómo desde 2010, el dólar ha recuperado su valor para llegar prácticamente al pico de los años 2001/2002.

Evolución del dólar indice desde enero de 1990 a la fecha

Recordemos que cuando estaba muy fortalecido (2002), la soja valía poco y nada. Y cuando estaba muy debilitado, la soja tenía un precio alto.

Así las cosas, el panorama a mediano plazo no es alentador.

Para colmo, una de las monedas que se deprecian frente al dólar (en términos reales) es el real de Brasil. Es más sigue devaluándose, pero al contrario de las divisas de las principales potencias, ésta pertenece a un país productor de granos de primer nivel, sobre todo de soja.
Y como frutilla del postre, el inicio de la siembra de soja 2022/2023 en Brasil camina sobre ruedas. Por ello, el gobierno y los privados estiman una producción en torno a 150 millones de toneladas.

Ello, obviamente, empuja hacia abajo los precios de la oleaginosa, en el mercado internacional.

Los precios podrán mejorar o sostenerse siempre y cuando el clima no acompañe.
No se puede decir qué va a pasar ya que entran en juego otras variables, como la evolución de la guerra en Ucrania.

Con relación a lo inmediato, el mercado de hoy fue negativo.

Los precios de la soja cotizaron en baja en Chicago, a la par de los subproductos. Ejerce una fuerte presión, la cosecha en EE.UU.

Además, el interés chino por concretar nuevas importaciones desde la zona del Golfo brilla por su ausencia.

En tanto en nuestro país se asiste al último tramo del famoso dólar-soja.

Desde un punto puramente coyuntural, este salvavidas de corcho ha sido un éxito.

A fines de agosto se había comercializado cerca del 36% de la soja 2021/22. Casi 16 millones de toneladas sobre un total de 44 millones.

El retraso era evidente, sobre todo por la inestabilidad de la economía argentina.

Veamos. La media de las últimas cinco campañas revela que, a esa fecha, se vendió el 51,4% de la producción. Y como dijimos, este año, solo el 36%.

Como la inflación es fuerte y el plazo es corto, los vendedores se apuraron a comercializar. Y en tal caso, el cuello de botella ha permitido que los exportadores logren una ganancia superior.

El precio que estaba en los $52.000 por tonelada y con el dólar- soja, llegó a más o menos a $70.000. Pero la exportación podría, al menos, haber pagado $74.000.-

Obviamente, los precios en el mercado doméstico tienden a bajar frente a la finalización del programa dólar-soja. Veremos cómo quedan una vez finalizada totalmente.