TENDENCIAS CLIMÁTICAS

Durante agosto prácticamente no se han detectado cambios de importancias en las anomalías de las temperaturas superficiales del Pacifico central Ecuatorial. Como podemos ver en el mapa, el enfriamiento sigue dominando toda la zona, validando los pronósticos de continuidad de La Niña. Se detectan hacia la costa sudamericana, alguna interacción con temperaturas algo más cálidas, pero las mismas no logran ser influyentes sobre el centro de la cuenca, con lo cual esto no puede tomarse como una señal positiva en cuanto a anticipar un cambio en el patrón instalado.

En cuanto a los pronósticos para el indicador ENSO, se pueden encontrar variantes en las soluciones que los mismos presentan en cuanto a intensidad y duración, pero en todos los casos, el episodio frío es sostenido para la primavera del hemisferio sur. Al menos debemos considerar, con alta probabilidad, que entre septiembre y noviembre el fenómeno La Niña seguirá presente. En realidad los pronósticos incluyen al mes de diciembre dentro de este comportamiento, pero ya con una situación de neutralidad que comienza a reposicionarse. Desde el punto de vista de este indicador, todas las prácticas agrícolas que sean viables para correr los periodos críticos a la falta de lluvia hacia adelante, serán convenientes de considerar.

Como muchas veces mencionamos en estos informes, las transiciones estacionales fuertes (invierno-primavera y otoño-verano), proponen situaciones de mucha volatilidad en cuanto a la circulación de escala regional. Septiembre suele ser un mes donde las masas de aire tropical ya muestran mayor presencia, lo cual es el primer paso en la búsqueda de una mejora en el volumen pluvial. Sin embargo, no necesariamente estas masas de aire tienen una alta capacidad de respuesta en cuanto a dejar lluvias de mayores milimetrajes y despliegue. Esto es muy variable año a año. El año pasado fue muy positivo y con un regreso temprano de las lluvias, pero viniendo de un invierno poco riguroso. Este año ha sido muy distinto, ya el otoño fue frío y seco y luego la primera parte del invierno también tuvo estas características. Esto aún tiene inercia en la circulación, aunque lentamente se va notando menos persistencia en la presencia de las masas de aire frío.

La suerte de los cultivos de invierno queda ligada a la disponibilidad de reservas y a la eficiencia del retorno perentorio de las precipitaciones de septiembre. En cuanto a lo primero, ya lo hemos analizado, reconociendo el crítico escenario que atraviesan los cultivares de la fina en el centro del país. Respecto del segundo punto, los primeros quince días de septiembre, no tuvieron aportes destacados. En definitiva, vemos muy compleja la salida de esta situación de estrés hídrico para los trigos de la zona central tributaria de Rosario. El panorama es posiblemente menos exigido para algunas zonas del centro de SF y las lotes del lado entrerriano. Como sea el aporte productivo del núcleo triguero del centro del país en esta campaña, entendemos que ya está claramente sesgado a la baja.
El sur bonaerense presenta un nivel de reservas normal o ligeramente deficitario, sin embargo necesita algunas precipitaciones para llegar con el perfil en condiciones al mes de octubre. La frecuencia que vienen mostrando los sistemas precipitantes anticipa cierta dificultad para alcanzar el volumen de agua normal de septiembre. De validarse esta situación, se espera una condición de humedad más exigida en la transición hacia el mes de octubre.

La zona mediterránea del NEA, aun no tendrá respuestas destacadas, solo zonas del norte de SF y sudeste de SdE pueden volver a acoplarse a lo sucedido en el centro del litoral. El centro norte de la Mesopotamia seguirá con las mejores lluvias corridas hacia territorio misionero.

Dado que el efecto Niña tiene un impacto negativo en las lluvias en gran parte del sudeste de Sudamérica, cuando se computa todo el trimestre Septiembre Noviembre, es común ver pronósticos estacionales, con una generalizada restricción pluvial. Esto es posible que se valide, sin embargo y dentro de este contexto, también pueden darse ventanas húmedas que coincidan oportunamente con un buen manejo agronómico, lo cual puede permitir mitigar este efecto negativo.

Nuevamente será una campaña para seguir con tendencias climáticas intraestacionales, para reconocer momentos apropiados que potencialmente pueden redundar en mejores decisiones de manejo.