Ante las turbulencias en los mercados internacionales provocado por el fenómeno económico postpandemia sumada a la invasión en Ucrania se vuelven a alzar las voces en el mundo pidiendo medidas para contrarrestar la suba de alimentos.

Estas reacciones no consideran el carácter sistémico de los mercados ni sus complejas interacciones. Estudios sobre seguridad alimentaria indican que la misma esta relacionada con el ingreso de los habitantes y no con el precio de los alimentos.

Tratar de provocar bajas en los precios provoca desincentivos en la producción y agrava el problema en lugar de solucionarlo. Para laboratorio de pruebas la argentina es un paraíso, cabe recordar la célebre política de control de precios de la carne vacuna que provocó una caída histórica en el número de cabezas y termino con una fuerte suba de este tipo de productos.

Una de las primeras víctimas señalada como culpable son los biocombustibles y en particular aquellos derivados como coproductos de cultivos que se destinan prioritariamente al mercado de los alimentos para animales y humanos. Una nueva ola de presiones se ha iniciado en la unión europea para modificar los limites establecidos para considerar un cultivo como de alto riesgo de cambio indirecto del suelo (iLUC).

En primer lugar, el iLUC, si bien se puede explicar en la teoría en la práctica nadie sabe como medir o predecir cambios en la expansión de los cultivos a nivel planetario. La semana pasada se presento un estudio encargado por Bruselas que si bien en su título figura el iLUC en realidad se han limitado a estudiar expansiones de los principales cultivos en diferentes regiones del mundo para luego aplicar una curiosa fórmula que se ha propuesto en un acto delegado.

El gran error de todos estos planteos es la relación entre cultivos y biocombustibles que en la práctica casi no existe debido a que la dinámica de la expansión contracción o intensificación de estos depende de una gran cantidad de factores siendo uno de los principales los precios de los componentes mayoritarios destinados a alimentos.

En la práctica todos estos movimientos se orientan a reducir la participación de biodiesel y bioetanol provenientes de coproductos de cultivos multipropósito mal llamados alimenticios. Reducir la proporción de biocombustibles basados en cultivos multipropósito logra el efecto contrario al buscado obstaculizando la supuesta llamada seguridad alimentaria, la producción de proteínas, los ingresos de los productores agropecuarios y la acción climática a largo plazo.

La reducción y ahora el planteo de aumento de las restricciones futuras a los biocombustibles provenientes de cultivos multipropósito tendrá efectos a corto plazo sobre los precios y la disponibilidad, pero envía una señal equivocada a todo el sector, desalentando la inversión, intensificación y aumento de la producción a largo plazo.

De acuerdo con la historia y la argentina también aquí es un laboratorio de experiencias de todo tipo las intervenciones de este tipo provocan que, el mercado encontré un nuevo equilibrio donde se ajusten todas las inversiones al nuevo nivel de precios, así como al incremento de la inestabilidad. Estos equilibrios se ubican a la baja y por ende provocan una reducción en los niveles de producción, caída en el empleo y el ingreso, así como mayor desocupación

Si se estudia en detalle el efecto que ha tenido la incorporación de un nuevo mercado a uno o más coproductos de los cultivos multipropósito se llega a la conclusión que los mismos han ayudado a estabilizar los precios y a dar mayor previsibilidad a todos los actores de la cadena de producción y transformación. Lo que se ha logrado es el incremento de la disponibilidad de insumos para la alimentación de alto contenido proteico que provocó también un incremento en las posibilidades de producción de proteína animal de diferentes especies. Este círculo virtuoso ha posibilitado baja de precios y mayores oportunidades de crecimiento y empleo.

A lo descripto debemos sumar el nacimiento de una nueva industria que podemos nombrarla como biorefinerías donde la biomasa es transformada logrando la aparición de nuevos productos en el mercado de origen biológico y con muy bajo impacto ambiental. A modo de ejemplo podemos citar la glicerina y el dióxido de carbono biogénico.

Estas biorefinerías sestan integrando tecnologías que permiten el uso de sus corrientes que antes eran descartadas generado nuevas fuentes de energía y provocando una reducción aun mayor de su huella de carbono,

La existencia de un mercado para los biocombustibles basados en cultivos multipropósito como por ejemplo la soja y el maíz conduce a una producción de coproductos alimenticios que ayuda a atender la creciente demanda. La flexibilidad de las biorefinerías que se han generado con este nuevo mercado también posibilita ante crisis o situaciones excepcionales cambiar destinos para atender demandas circunstanciales de ciertos productos.

El desarrollo de una importante capacidad instalada de biocombustibles permite a los países aumentar el grado de autonomía y disponibilidad estratégica de combustibles elemento esencial en la cadena de producción de alimentos. En argentina hemos tenido el claro ejemplo de cómo el biodiesel paso a formar parte de una estrategia para suplir la falta de gasoil.

Eliminar o reducir el mercado de biocombustibles basados en cultivos multipropósito solo provocará un incremento de la vulnerabilidad del sistema alimentario haciéndolo más vulnerable, con menos flexibilidad para responder de inmediato a las crisis alimentarias.

A todo esto, debemos sumar las implicancias ambientales ya que los biocombustibles han probado ser capaces de incrementar en forma permanente su capacidad de reducción de emisiones de gases efecto invernadero encontrándose hoy en modernas refinerías que se alimentan con los cultivos multipropósito por arriba del 70 % de ahorro si se toman en cuenta las metodologías de cálculo establecidas por la Unión Europea.

En resumen, es necesario comprender la complejidad de los sistemas energético y alimentario para entender sus relaciones en un abordaje sistémico en lugar de tomar medidas aisladas sin un justificativo no evidencia que demuestre su efectividad.

Argentina es un claro ejemplo de las consecuencias que provoca este tipo de medidas trabajemos para lograr que se entiendan las negativas consecuencias que tiene esta campaña de reducción de las posibilidades que nos brindan los cultivos multipropósito unida a una agroindustria capaz de satisfacer variados mercados en forma creciente y a bajos costos.