Así como el agua nos lava, también la lluvia lava nuestros errores en el manejo del agua del suelo. Es en los períodos de sequía, cuando salen a relucir nuestros errores o nuestros aciertos a la hora de acumular milímetros de humedad en el perfil. El secreto de la acumulación de agua en el perfil, y por ende, contar con reservas hídricas para los tiempos de seca es mejorar la infiltración (perdón por "inventar el agua caliente", como diría Maradona). Esto evita la acumulación de agua en la superficie del suelo, fenómeno que provoca su pérdida por evaporación y genera anaerobiosis en la primera capa del suelo. Tres son los factores a tener en cuenta para lograrlo:

- Buena cobertura vegetal
- Buen nivel de materia orgánica
- Ausencia de compactación subsuperficial

Este último hace además que las raíces de los cultivos puedan desarrollarse cómodamente y explorar un mayor volumen de suelo, clave cuando el agua que proviene de la lluvia actual es escasa. Por otro lado, su presencia también es lo más difícil de determinar como factor limitante. Viendo los mapas de rinde y de índice de masa verde de cultivos anteriores se puede determinar la presencia de algún tipo de limitante en diversos sectores del lote, que luego hay que averiguar de cuál se trata.

El índice de compactación

En NUTRIFOLIAR venimos trabajando, en conjunto con profesionales especializados, con un índice de compactación de hasta 30 cms. de profundidad, con recomendaciones sobre labores zonificadas en los lotes. En la imagen que se muestra en el artículo podemos ver, a la izquierda, el mapa de compactación de un lote, que concuerda nítidamente con el mapa de rendimiento de esa campaña, que está a la derecha.

Este índice, además de medir el grado de densificación, también nos da el origen de esa compactación (presencia de sales, laboreos) y su temporalidad en durante el año. Esto es importante pues entonces las soluciones serán distintas, ahorrando el recurso dinero, fundamental para la rentabilidad. En un caso se recomendarán laboreos, en otro rotaciones, tratamientos de semillas, correcciones foliares u otras. Cabría agregar que las zonas compactadas en las imágenes son fácilmente corroborables con el empleo de un infiltrómetro.

A modo de síntesis

Viendo los dos mapas, vemos que en las zonas no compactadas, los rindes muestran una diferencia de 1 tonelada por hectárea de soja con las zonas más compactadas, o sea, un 31% más. Es decir, que si aplicamos las soluciones recomendadas (las más económicas de acuerdo al origen del problema), tendremos en esos sectores un aumento sustancial del rendimiento y por ende de la rentabilidad, sostenida en el tiempo por otra parte.
Como se ve, esta es una inversión que tiene rápido retorno y permite gastar lo justo y necesario para que la billetera engrose.