TENDENCIAS CLIMÁTICAS

Atentos a lo que se habla en la plaza sobre la posibilidad de que vayamos hacia un tercer año bajo la influencia del fenómeno La Niña, objetivamente, esto aún no puede confirmarse. Estamos a punto de ingresar en el trimestre que muestra la peor eficiencia de los pronósticos que proyectan el comportamiento del indicador ENSO (El Niño/LaNiña).

Actualmente el fenómeno sigue presente, pero como una anomalía oceánica, con un muy incierto o nulo acoplamiento atmosférico. Hemos tenido un mes de abril con una fuerte sobreoferta de agua en el norte de la Mesopotamia, Paraguay y el este del NEA, algo que no se condice con una influencia (negativa) del fenómeno La Niña sobre la circulación atmosférica, en partículas sobre la precipitación.

Como podemos ver en el mapa que promedia las anomalías de las temperaturas superficiales en el Océano Pacífico central, el despliegue de la masa de agua fría sigue instalada. Esto deja condiciones de partida que para el próximo trimestre no son las ideales, dado que un eventual rebote hacia un enfriamiento más marcado en la primavera es más fácil de concretarse desde el escenario actual.

Los pronósticos, al presente, muestran una situación pareja para el mes de septiembre entre la neutralidad y la continuidad del fenómeno La Niña. Dentro de estas circunstancias, es decir, si se mantienen cercanas estas dos posibilidades y no se define un corrimiento serio y definitivo hacia un enfriamiento marcado, los condicionamientos sobre el patrón atmosférico pueden ser muy limitados o incluso no sentirse sobre la región pampeana. En definitiva, es una cuestión especulativa asegurar que vamos a una tercera primavera bajo la presencia de La Niña, esto aún no se confirma, pero el mercado lo incorpora como riesgo y esto tiene su lectura en los precios. La actividad agronómica bien puede no verse afectada.

Naturalmente ingresamos en el período en el que las precipitaciones tienden a perder milimetrajes. Los vientos del este se imponen sobre los del noreste, la carga de humedad en el aire disminuye, condición que se vuelve más severa con la llegada de las masas de aire del oeste o sudoeste, es decir, aire más frío y seco. Las zonas de alta presión se vuelven más continentales.

Si nos apoyamos en la estadística para elaborar escenarios para el trimestre frío, está claro que estamos transitando el último mes con posibilidades de lograr algún buen evento pluvial sobre zonas del oeste. Partiendo de esta premisa, los pronósticos de corto plazo, no presentan precipitaciones a gran escala y al ver las primeras proyecciones para la segunda quincena, el panorama mejora en forma parcial, lejos de completar los requerimientos del perfil para lograr un nivel de humedad más cercano al normal.

Esto lo hemos venido mostrando en los mapas de requerimientos hídricos quincenales, los cuales reclaman al menos ochenta milímetros. Incluso sobre el este las lluvias previstas para lo que resta del mes, quedarían por debajo de los valores normales. El corrimiento prematuro de las precipitaciones hacia el este durante abril, parece haber sido toda una señal de lo que puede venir para lo que resta de mayo y el trimestre frío.

En definitiva, el escenario de máxima para los próximos meses es el que ofrece lluvias normales, las mismas son cortas para el oeste y pueden no validarse en el este, es decir pueden mantenerse por debajo de los valores normales. Esto no está vinculado al fenómeno La Niña, son cuestiones de escala regional. Eventualmente el sur y noreste bonaerense, como así también la Mesopotamia y Uruguay, configuran zonas donde será más factible recibir lluvias como para mantener reservas satisfactorias.

Si este análisis se valida, las complicaciones para la fina en el oeste de la franja central serán un hecho. Solo un comportamiento pluvial fuera de contexto para el trimestre frío, muy improbable, estaría en condiciones de mejorar el escenario de para trigos sembrados con humedad muy escasa.

Como vimos en los mapas de clasificación de humedad, hay zonas que se presentan mejor preparadas para este retroceso pluvial de finales de la transición otoño invierno, las recargas han sido buenas. Si se dan algunas precipitaciones en la segunda parte de mayo, las condiciones de humedad para las siembras y para las primeras etapas fenológicas de la fina, tienen muy buenas perspectivas de quedar cubiertas.

Como se ven las cosas en este arranque de mayo, el núcleo triguero del sur presenta una situación de mayor estabilidad en el balance entre las condiciones iniciales y las perspectivas para el invierno. En la franja central estamos muy lejos de la buena situación que se presentaba para estas fechas del año pasado y como venimos diciendo el tiempo para correcciones, prácticamente esta extinto.