Si bien no en todos los puntos que se toman para la construcción de los mapas las sumas del mes de diciembre son record de escasez, si se puede decir que gran parte de ellos están entre los diez más bajos de los últimos sesenta años. El registro oficial de la ciudad de Concordia es de apenas cinco milímetros, el valor record para diciembre desde 1949.

En la mayor parte de la provincia los registros pluviales, están por debajo de los veinte milímetros, es decir unas seis veces menos de lo que normalmente debe llover durante diciembre. Pueden encontrarse áreas reducidas donde esto excepcionalmente no se cumpla, pero el panorama de gran escala se resume en un contundente déficit pluvial.

Teniendo en cuenta que durante el mes de noviembre, las lluvias sobre la provincia de ER a lo sumo alcanzaron valores normales, es lógico ver un mapa de reservas con un fuerte avance de la sequía. Independientemente de que por sectores la disponibilidad de humedad pueda ser mejor, la escasez se impone como un fuerte condicionante para los cultivos en floración y el panorama también se vuelve hostil para los cultivares de soja, teniendo en cuenta las altas temperaturas que se vienen concretando esta semana.

Esta falta de precipitaciones se viene sosteniendo por la presencia del fenómeno La Niña. Si bien transitamos un período en el cual la probabilidad de impacto negativo de este forzante sobre las precipitaciones es alta y esto es algo con lo que se podía contar, la escala regional también está sumando en el mismo sentido. En definitiva, la dinámica atmosférica en las capas medias y altas no logra quebrar la estabilidad estructural. Esto incide directamente en los desarrollos nubosos y consecuentemente en la oferta de agua.

El mes de diciembre ha sido muy distinto al de Noviembre en lo que se refiere a interacción climática entre escalas. Hemos observado una fuerte concentración de las lluvias sobre el sudoeste de la región pampeana, lo cual se conoce como bloqueo. El mismo vuelve estacionarios los sistemas frontales y si hay disponibilidad de humedad, las precipitaciones ganan volumen sobre un área relativamente conspicua, al tiempo que surge una fuerte descompensación en la oferta de agua al norte de la posición de anclaje, desorganizando los sistemas precipitantes que logran superar esta barrera dinámica. Esto explica la muy dura deficiencia pluvial sobre toda la franja este del país.

Este tipo de dinámica suele observarse independientemente de la presencia del fenómeno La Niña, el problema de esta coyuntura es que lejos de mitigar el efecto negativo esperable del forzante de escala planetaria, lo exacerba. Es decir, es la antítesis de lo ocurrido en el mes de noviembre. Al presente lo único importante para seguir en los pronósticos será el rompimiento del bloqueo. Una vez que esto suceda, podemos perfectamente volver a una condición pluvial como la de noviembre, esto es, lluvias generosas y de gran escala. Por lo pronto, la actual situación no tiene visos de una solución eficiente. Salvando las distancias, el patrón actual es similar al que se observó entre comienzos de febrero y mediados de marzo. Si la situación actual es consistente con aquella deberíamos salir de esta situación deficitaria en el tránsito a la segunda quincena de enero.