Luego del final de la cosecha estadounidense y un reporte mensual del USDA con pocos cambios significativos para el balance norteamericano en diciembre, el mercado comienza a enfocarse en los aspectos climáticos de Sudamérica, sabiendo que el desarrollo de estos, nos marcaría el rumbo de las cosechas en Brasil y Argentina.

Principalmente el foco está puesto sobre la evolución del fenómeno de La Niña, que, al presentarse por segundo año consecutivo, pesó sobre las expectativas y llenó al mercado de incertidumbre, pero, ¿cómo viene desenvolviéndose el clima en los últimos meses? ¿cómo se espera que continúe la situación en la región sur del continente?

En Brasil, las labores de siembra de maíz temprano y soja se encuentran en la recta final y, aunque el ritmo que lleva el maíz se encuentra atrasado con respecto a los tiempos que observamos en la campaña anterior, la situación de la soja es completamente contraria.

En las zonas del centro y norte de Brasil, el clima tomó una postura beneficiosa para las etapas iniciales de siembra de la oleaginosa, permitiendo un rápido avance de las tareas y, posteriormente, un excelente desarrollo de los cultivos sin grandes contratiempos, logrando que la ventana óptima de cosecha sea adelantada hacia los tramos finales de diciembre. En el sur la falta de agua y el calor despiertan dudas, especialmente porque los cultivos se expondrán de lleno al período con mayor estrés climático previsto a causa de La Niña.

Si tenemos en cuenta cómo vienen evolucionando las ventas de la campaña anterior en Brasil, se ve claramente que, en los últimos meses, la participación de China en las exportaciones brasileras ha tomado gran importancia. Durante el mes de noviembre se exportaron 2,23 mill. tt. con destino al gigante asiático, duplicando el volumen embarcado durante el mismo mes, un año atrás. Los destrozos ocasionados por el paso del huracán Ida en los puertos estadounidenses circundantes al Golfo de México dificultaron la salida de los granos que comenzaban a ser recolectados, esta situación obligó al gigante asiático a buscar orígenes alternativos para tratar de compensar los compras retrasadas, apareciendo Brasil como la fuente más competitiva.

Considerando la posibilidad de un ventana de cosecha antes de lo esperado y que las estimaciones de producción del USDA para la soja en Brasil rondan las 144 mill. tt., que implicarían una cosecha récord, las exportaciones de Estados Unidos podrían entrar en conflicto frente a la competitividad que representarían los granos brasileros.

La situación de la soja en Argentina tuvo una evolución similar, el clima acompañó la siembra de la campaña 21/22, permitiendo que el avance mantenga niveles similares a los de ciclos anteriores, aunque algo lento para los promedios históricos. Los negocios que se fueron dando de la actual campaña, ya alcanzan unas 3,7 mill. tt. que representan cerca del 10% de la producción estimada por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires de 44 mill. tt. A pesar de que los precios son excelentes, esto está atrasado contra el 14% promedio a esta altura del año.

Los perfiles de humedad se pudieron recomponer durante los meses de octubre y noviembre, principalmente en la región noroeste del país, como también en el sur de Buenos Aires y La Pampa. Áreas donde la seca había obligado a los productores a optar por la siembra tardía, a la espera de una mejor composición de los suelos para asegurarse un buen desempeño de los cultivos durante sus etapas iniciales de desarrollo. Otras áreas como noreste de Buenos Aires y el litoral manifiestan cierta preocupación.

Pero el verano se asoma y con parte de los cultivos comenzando a florar, la incertidumbre sobre los próximos meses empieza a jugar su ficha en el mercado. Los efectos del patrón Niña comenzarían a intensificarse durante las últimas semanas de diciembre, para ingresar luego a un enero con pronósticos cargados de temperaturas elevadas, precipitaciones de pocos milimetrajes y distribuciones variadas.

A pesar de que el vigor del fenómeno climático fue perdiendo intensidad con el correr de los meses, hasta el punto de considerarlo un patrón débil o neutral en el corto plazo, es crucial para el mercado seguir de cerca la evolución y el estado de los cultivos durante los próximos 30 días.

El maíz en Brasil afronta una situación muy parecida a la de los cultivos argentinos. Con la siembra atrasada respecto del promedio y los niveles de años anteriores, algunas regiones del sur también comienzan a sufrir los efectos de La Niña y los pronósticos para las próximas semanas tampoco dejan ver que la situación mejore para el desarrollo del cereal.

Para las semanas restantes de diciembre se esperan lluvias por debajo del promedio en el sur de Brasil, lo que perjudica los perfiles de humedad e incrementa los riesgos para los cultivos en medio de altas temperaturas. La situación podría ir deteriorándose principalmente en áreas de los estados de Paraná, Mato Grosso do Sul, Sao Paulo y Río Grande do Sul, donde los niveles de humedad, a diferencia de Argentina, ya son bajos y las precipitaciones abundantes recién podrían llegar en la primera semana de enero. Productores y consultoras como AgRural entienden los contratiempos y ya decidieron ajustar sus estimaciones, reduciendo en 1,1 mill. tt. la producción esperada de maíz, alcanzando las 114,4 mill. tt.. Mientras que los mayores aportes de humedad estarían concentrados en las regiones de centro y noroeste brasilero, que beneficiarían a la soja y su pronta cosecha. Algunos analistas creían posible llegar a 150 mill.tt., con la situación del sur de Brasil son más cautos.

En conclusión, vemos una situación que puede cambiar diametralmente en los próximos 30 días dependiendo del clima en Sudamérica. Si resulta benigno, podemos ver una baja marcada. Pero en caso de no ser tan así, podemos ver alzas. En un año con costos más altos, la recomendación es ser prudente, asegurar esos costos con ventas, pero si las mismas comprometen demasiado la producción, pasar a PUT o acompañar las ventas con CALL.

Fuente: Centro de Gestión Agropecuaria