Desde la producción leemos con preocupación los lineamientos que, sin consulta previa, se pretenden establecer para un supuesto plan ganadero. Sin embargo, todo plan ganadero necesita que las ventas externas estén abiertas y sin cuotas de ningún tipo. Asimismo, no será posible alcanzar mayor producción de carne cuando se limita la demanda cerrando o cupificando las exportaciones.

Del mismo modo, los mercados de trigo y de maíz deben funcionar sin trabas, en el que los compradores compitan libremente por los granos, sin acuerdos espúreos ni órdenes por debajo de la mesa, sin cartelizaciones.

Los mercados necesitan transparencia.

Los argumentos oficiales de cuidar la mesa de los argentinos a través de una administración inteligente de la demanda ya son insostenibles. No son las exportaciones las que atentan contra la mesa de los argentinos. Digámoslo claramente: es el desmanejo económico y la inflación de la que el gobierno es responsable lo que está erosionando el poder adquisitivo de los consumidores, socavando los ingresos y perjudicando todas las industrias.

Por eso, hay que dejar de hablar con eufemismos como “administrar la demanda”. En vez, el gobierno tendría que empezar a ocuparse de controlar la inflación, sin buscar chivos expiatorios.

Por eso, reclamamos desarmar todas estas intervenciones nocivas que ocasionan importantes daños a la producción y a los consumidores. Solo así defenderemos la mesa de los argentinos, el trabajo digno y la producción.

Los productores estamos siempre abiertos al diálogo, a un diálogo genuino y fecundo para encontrar las soluciones que de una vez por todas creen desarrollo y bienestar en nuestro país.