La naturaleza es sabia: el medio ambiente natural está repleto de organismos que contribuyen al desarrollo de las plantas o funcionan como insecticidas o fungicidas naturales al atacar plagas. Utilizar productos que no interfieran con ellos es fundamental no solo para cuidar el ecosistema a largo plazo, sino también para poder potenciar el rendimiento de los cultivos de una forma más eficiente.

Un ecosistema es un sistema biológico en el que existe una perfecta relación de los vegetales y animales entre sí y con su medio, en un ambiente de continuo cambio y evolución en el tiempo y espacio. Afectar esos sistemas de forma negativa implica en muchos casos romper una cadena que puede tardar muchos años en regenerarse, y es por eso que crece el uso de insumos para el agro amigables con el medio ambiente, que aumentan el rendimiento de los cultivos sin efectos negativos en el ecosistema.

"Algunos biofertilizantes, biofungidias y bioinsecticidas tienen microorganismos como ingredientes activos. Esto significa que son las bacterias y los hongos, por ejemplo, los que cumplen la función de estimular el crecimiento y proteger los cultivos de las plantas", explicó Horacio Melo, Ingeniero Agrónomo de Bioagro SRL. "Además de su alta efectividad, tienen el beneficio de no dañar a los organismos benéficos presentes en el ecosistema, lo que nos permite seguir obteniendo todos los efectos positivos que algunos insectos provocan en las plantas de forma natural", añadió el especialista.

Algunos insectos benéficos

Catarinas (Coccinellidae). También conocidos como "vaquitas". Tanto los adultos como los jóvenes desde que nacen son excelentes depredadores de pulgones y larvas de gusanos cortadores en sus primeros estadios. También comen ácaros y trips.

Escarabajo (Carabidae). Depredador de pulgones, ácaros, larvas, mosca blanca, entre otros. Existe también el escarabajo de cuatro manchas (collops quadrimaculatus), con color anaranjado y manchas azul metálicos que se alimenta de pulgones, mosca blanca, ácaro y mariposa.

Crisopas (Chrysopidae). Se le conoce como el destructor número uno de la mosca blanca al depositar sus huevos en las larvas de las mismas, para que en cuanto nacen comienzan a devorarlas. Las larvas tienen dentro de su dieta a la mosca blanca, pulgones, cochinillas, ácaros y pequeños gusanos.

Avispas (Vespidae). Dentro de las especies más conocidas y empleadas para el control de plagas son: encarsia para controlar a la mosca blanca, aphelinus que controla pulgones, y la avispa trichonograma spp. como depredadoras de huevecillos de mariposas, escarabajos, mosca blanca y chinches (entre otros).

Abeja (Antófilos). Su importancia radica en la formación de las flores que resultan en frutos de nuestros cultivos. Se alimentan de néctar, y a su vez polinizan las plantas que encuentran en su camino al transportar el polen adherido a su cuerpo de una planta a otra.

Fuente: Bioagro srl