En los primeros ocho meses de este año, se sacrificaron 8,55 millones de bovinos, casi 8% menos (716.000 bovinos) que en igual período de 2020. A pesar del fuerte nivel de actividad registrado durante el último mes, los datos acumulados siguen marcando una tendencia claramente decreciente.

Entre las causas, en primer lugar, debemos señalar el menor nivel de oferta disponible. En concreto, un menor nivel de encierre durante los últimos meses del año pasado con una seca que no favoreció a la recría y que, posteriormente, debió reabastecerse de una menor zafra, determinó un comienzo más moderado, en relación a las tasas de faena registradas en 2020. Sin embargo, la estocada final la termina dando, en segunda instancia, el cepo impuesto sobre las exportaciones de carne, que rompe con un círculo virtuoso de salida de vacas y desincentiva las recrías largas orientadas a la producción de novillos.

Comparativamente, durante el primer cuatrimestre del año la faena total exhibió una caída de un 4% interanual, al pasar de 4,46 a 4,28 millones de animales. En tanto que, durante el segundo cuatrimestre -mayo a agosto- donde ya se impuso el efecto de las medidas, la caída de la actividad se profundizó significativamente, marcando un 11% interanual, con una faena que pasó de 4,80 a 4,27 millones de animales.


En agosto la participación de hembras se mantuvo estable, ligeramente por debajo del 44% considerado como nivel de equilibrio del stock. Este comportamiento se encuentra claramente asociado a las restricciones vigentes para exportar que afectaron de manera directa la salida de vacas en el período de mayor oferta estacional de esta categoría, pero también se apoya en una menor faena de vaquillonas que se viene registrando en un contexto de ligera retención de vientres. En lo que va del año, la faena de vacas y vaquillonas cayó un 11%, comparado con 2020, mientras que la de novillos y novillitos se retrajo en apenas un 3%.

Por otra parte, el viraje hacia el mercado doméstico que se debió dar a partir de las restricciones para exportar, también está mostrando sus efectos en cuando al acortamiento de los ciclos de engorde y faena. Si analizamos el perfil de faena clasificado por dentición, en los últimos tres meses vemos un aumento significativo en la proporción de animales jóvenes de 2 dientes integrando la faena, comparado con igual trimestre de 2020. De junio a agosto de este año, el 55% de los animales faenados corresponden a novillitos y vaquillonas livianos de 2 dientes mientras que un año atrás este tipo de hacienda abastecía el 52% de la faena total.

Siendo animales destinados netamente a consumo, el adelantamiento de oferta que se ha estado observando, en un contexto de oferta limitada, es un dato llamativo que podría llegar a restringir aún más la disponibilidad de hacienda hacia los últimos meses del año.

Por el lado de los feedlots, es sabido que este año, han recibido al menos un 20% menos de ingresos, de acuerdo con datos oficiales. Según la Cámara Argentina de Feedlots, a inicios de septiembre los corrales se encontraban trabajando a un 63% de su capacidad, con una marcada caída en nivel de reposición. Estacionalmente los corrales han iniciado su fase de vaciamiento, lo que limitará cada vez más la oferta para faena en los próximos meses. Esto posiblemente se pueda ver acrecentado, dado el contexto de incertidumbre política, económica y cambiaria que transitamos, donde racionalmente el productor tiende a ejercer una mayor retención de hacienda.

Aun sosteniendo igual nivel de faena en los próximos meses -con un agosto de fuerte actividad- la faena anual muy probablemente termine el 2021 perdiendo cerca de 1 millones de animales, desde los casi 14 millones faenados de enero a diciembre de 2020.

En términos de producción, en los primeros ocho meses de este año la producción de carne vacuna, según estimaciones extra oficiales, habría sido ligeramente inferior a 2.000.000 toneladas peso carcasa, 6% inferior a la obtenida un año atrás. Extrapolando la tendencia de los últimos meses al resto del año, es muy factible que terminemos el 2021 con una producción de carne limitada a 3.000.000 toneladas anuales, unas 170.000 toneladas de carne menos que las producidas en 2020. Es decir, prácticamente lo mismo que caería la exportación, asumiendo que los próximos meses el límite se mantendría en torno a las 50.000 toneladas mensuales (720.000 vs 900.000 toneladas exportadas en 2020).

En definitiva, más allá de los intentos por forzar una mayor oferta para el mercado doméstico, en el mediano plazo, el consumo seguirá recibiendo lo mismo, aunque es algo que no puede asegurarse en el largo plazo ante la vigencia de las actuales políticas.

No obstante, la mayor limitación que hoy sufre el consumidor no viene dada por una restricción de oferta sino por la propia debilidad de compra que genera el desacople de precios y salarios, aún sin resolver.

Fuente: Bolsa de Comercio de Rosario