En cada cosecha es posible observar que el aumento de la producción agrícola es el resultado del crecimiento de las áreas cultivadas y, principalmente, de un aumento constante de la productividad en todos los tipos de producciones, desde bosques plantados, cereales, frutas, ganadería hasta bioenergía. 

 

Considerando que la expansión de las zonas cultivables está cada vez más limitada y sabiendo que la proyección en escala global para la producción de alimentos es de por lo menos duplicarla hasta el año de 2050, la utilización de la tecnología y el uso racional de los recursos, serán factores primordiales que permitirán aumentar la productividad para satisfacer esta demanda. 

 

En resumen, el plan es producir más alimento en un mismo pedazo de tierra, utilizando menos recursos. Desafiante, pero no imposible. Las empresas públicas y privadas buscan soluciones para hacer que el negocio agrícola sea cada vez más productivo y al mismo tiempo, sostenible. 

 

Una de estas soluciones está en el desarrollo de boquillas de pulverización cada vez más  precisas. Las boquillas son pequeñas piezas que se acoplan a los pulverizadores y que marcan una gran diferencia en el control fitosanitario. Según Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) las plagas y enfermedades, si no se controlan, pueden afectar la producción agrícola con pérdidas de alrededor de un 40%. 

 

Para evitar todo este desperdicio, la pulverización tiene un papel fundamental en el día a día de un agricultor, que puede elegir entre diferentes métodos y procesos, como productos químicos y biológicos e incluso fertilizantes líquidos, en el caso de nutrición de la planta y un factor clave es la elección del tipo de boquillas a utilizar.

 

 

La importancia de las boquillas de pulverización 

 

Para permitir una pulverización más eficiente y segura, la correcta aplicación de los productos exige una gran eficacia de los pulverizadores y de las técnicas de aplicación junto con las tecnologías y procesos cada vez más avanzados  

 

Según Daniel Petreli, ingeniero agrónomo y especialista en tecnologías de aplicación de Jacto, empresa de máquinas agrícolas que tiene entre sus especialidades la pulverización, la boquilla es responsable de gran parte de los resultados obtenidos en la distribución correcta de los productos fitosanitarios en el objetivo. 

 

"Este control contribuye para tener un cultivo más sano y rentable para el productor, porque una planta sana expresa su potencial genético y produce mejor. Así, podemos decir que las boquillas tienen un papel fundamental en lo que respecta a evitar pérdidas y desperdicios", explica. 

 

En la pulverización todo debe estar debidamente regulado y los principales ajustes serían referentes al producto que se utilizará, la velocidad del pulverizador, la tasa de aplicación y el tamaño de la gota. 

 

El tamaño de las gotas es determinado por la selección de la boquilla de pulverización, aspecto este que genera muchos de los problemas de aplicación debido a la gran diversidad de modelos disponibles.  

 

Hay boquillas, por ejemplo, que producen gotas finas que permiten una mayor cobertura y una mejor penetración en el objetivo. Por otro lado, si hay un aumento de temperatura y en caso de viento, su rendimiento disminuye y ellas quedan más susceptibles a pérdidas por deriva y evaporación. Es decir, la elección del tamaño de la gota generada por la boquilla dependerá del tipo de cultivo, del tipo de plaga y de dónde se encuentra, del modo de acción de los productos fitosanitarios, de las condiciones de temperatura, de humedad e incluso de la velocidad del viento, ya que las gotas deben ir al encuentro de las plantas objetivo y no dispersarse en el aire. 

 

Sin embargo, elegir las boquillas de pulverización adecuadas es solo una parte del proceso. Otra parte es la inspección periódica de estas piezas, ya que, dependiendo de su estado de conservación, los agroquímicos podrán aplicarse en exceso. Siempre deben permanecer en el rango correcto de aplicación de acuerdo con su calibre.