Argentina constituye uno de los vértices del denominado “Triángulo del Litio”, junto a Chile y Bolivia, que acumula alrededor de dos tercios de los recursos de litio del mundo. No obstante, desde 2017 Australia ostenta el liderazgo en la producción de litio a nivel mundial -con cerca de la mitad de la oferta-. Chile abastece el 22% de la producción, China el 17% y Argentina el 7%.

La enorme expectativa generada en la adopción masiva de los vehículos eléctricos en reemplazo de los tradicionales (que utilizan combustión interna como fuente de energía) impulsó los precios de referencia del litio y motivó la expansión de la capacidad de salares en Chile y aumentó la capacidad de conversión de rocas en China para el procesamiento del espodumeno australiano. Mientras en el triángulo del litio se produce a partir de salmueras (acumulaciones de agua subterránea enriquecidas con litio), en Australia la producción proviene de rocas (pegmatitas).

La obtención de litio de estas fuentes muestra ventajas y desventajas. A grandes rasgos, la explotación de espodumeno utiliza tecnologías mineras tradicionales, donde la roca se extrae y se separa el mineral mediante métodos químicos, mientras que en salmueras la producción se realiza por método de bombeo y la extracción se realiza por evaporación natural. Si bien esto permite a los productores de América Latina disfrutar de bajos costos operativos, su camino para expandir la producción es ambiental y técnicamente desafiante, más costoso, requiere más tiempo y, en cierta medida, depende del clima. En comparación, la ventaja para los productores a partir de roca es que pueden expandir la producción de manera rápida, predecible y a menores costos iniciales, aunque los costos operativos respecto a las salmueras pueden ser hasta 50% superiores.

La expansión de la producción -en particular australiana, que más que duplicó su producción entre 2016 y 2018-, llevó al mercado a una situación de superávit y desde 2019 se comenzó a registrar una disminución sostenida de los precios. Sobre esto, arreció la pandemia de Covid-19. La disminución de la actividad en todo 2020 redujo las ventas y, en particular, dilató los planes de las automotrices para fabricar nuevos modelos eléctricos.

Según información elaborada por la International Energy Agency (IEA), la participación global de los vehículos eléctricos en las ventas globales promedia en la actualidad el 3% respecto a las ventas globales, aunque proyecta que sea del 30% en 2030. “Las condiciones positivas del mercado del litio que comenzaron en el cuarto trimestre del año pasado han continuado en 2021 y las ventas de vehículos eléctricos se mantienen fuertes a pesar de las interrupciones en la cadena de suministro”, dijo Paul Graves, presidente y director ejecutivo de Livent. “Tenemos cada vez más confianza en la trayectoria del crecimiento de la demanda de litio en los próximos años, detrás del creciente apoyo a la electrificación de los fabricantes de equipos originales, gobiernos y consumidores por igual (…)”.

Este anuncio de Livent se enmarca en el acuerdo firmado con la empresa alemana BMW y en la paulatina recuperación de los precios de referencia. A fines de marzo de 2021 ambas firmaron un acuerdo por más de US$ 300 millones, mediante el cual la automotriz se abastecería de litio argentino desde 2022. El objetivo de la empresa alemana es que, dentro de diez años, al menos la mitad de sus ventas provengan de vehículos totalmente eléctricos. No obstante, los datos de IEA demuestran que los vehículos híbridos, que combina un motor a combustión interna y propulsión eléctrica, seguirán jugando un rol durante la transición: hoy representan alrededor de un tercio de las ventas de eléctricos. En cuanto a los precios, la reactivación económica global se percibe también para el litio y 2021 muestra una ineludible tendencia alcista.

Según datos de Acara, únicamente en Argentina, en 2019 se patentaron 459 mil vehículos, mientras que la International Organization of Motor Vehicle Manufacturers (OICIA) señala que a nivel global se vendieron más de 90 millones. El reemplazo gradual de estos por versiones eléctricas o hibridas durante esta década hasta alcanzar cerca de una tercera parte -unos 30 millones de autos por año- disparará el consumo de litio para baterías. La Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) estima que la demanda de litio se quintuplicará hacia 2030, mediante una tasa de crecimiento promedio del 20% anual. Claro que existen otras estimaciones, aunque todas coinciden en que el uso del litio crecerá de manera exponencial, solo se difiere en los plazos respecto a cuándo sucederá.

Tomando nota de este escenario y del posicionamiento estratégico del país como reserva mundial del litio, el Gobierno de Argentina apuesta a la integración de la cadena de valor local y ya se anotó un logro al firmar un memorándum con la empresa china Jiankang Automobile Co, que prevé su radicación en el país como productora de baterías de litio y buses eléctricos. Entre otras iniciativas destacadas, el presidente Alberto Fernández anunció en la apertura de sesiones ordinarias del Congreso un proyecto de ley para la movilidad sustentable en Argentina, que promoverá la producción local de vehículos eléctricos.

No obstante, en un reciente seminario organizado por el Wilson Center, Graves advirtió sobre las dificultades que deberá sortear el país para avanzar en la producción de baterías. El litio es un componente fundamental, pero no el único, hacen falta otros minerales como niquel o cobalto y, además, se requiere expertise en nuevas tecnologías e importantes inversiones.

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Fuente: El Economista