• La suba de los precios internacionales de las commodities tuvo su impacto en los Indices mayoristas vinculados con el sector agropecuario y minerales, que registraron en siete meses un aumento de 53,1 % y de 52,5 %, respectivamente

• Contra una variación de 25 % del tipo de cambio oficial entre julio de 2020 y febrero de este año, los precios de las manufacturas subieron 33,7 % y los de los productos importados lo hicieron un 39,2 %. Parece evidente que la incertidumbre acerca del valor de reposición de los inventarios está jugando su rol. El desfase entre la evolución de los precios internos y el tipo de cambio es un problema que se potencia, debido a que la política económica ha vuelto a recurrir al ancla cambiaria para intentar domesticar la inflación

A diferencia del Índice de Precios al Consumidor, en la canasta que mide el Índice de Precios Mayoristas prevalecen los bienes e insumos transables, que son aquellos que se comercian con el resto del mundo y, por ende, son más sensibles a la evolución del tipo de cambio, de los precios internacionales y de las condiciones de abastecimiento del mercado local.

Hay que tener en cuenta que es en estos últimos siete meses cuando se acentúan las restricciones al comercio exterior, el racionamiento de dólares y se amplía la brecha cambiaria (aunque haya descendido desde el pico de octubre). Esos factores han tenido su influencia, al parecer, ya que los precios mayoristas empezaron a despegarse de la trayectoria del tipo de cambio oficial, llegando a ubicarse 12,8 puntos porcentuales por encima de la variación del precio de dólar. En los últimos siete meses, el ritmo mensual de suba del tipo de cambio oficial fue de 3,2 % acumulativo, pero de 4,7 % para los precios mayoristas.

Se está configurando un escenario radicalmente distinto del observado en el período de mayor impacto de la pandemia, durante la primera parte de 2020.

En aquel período, que llegó hasta julio del año pasado, el ritmo de suba de precios mayoristas fue muy mesurado, con una variación de apenas 8,5 % en el período.

Los precios de los productos minerales cayeron un 13,9 %, y aumentaron un 12,2 % los del sector agropecuario, 11,0 % los manufacturados y 19,0% los pesqueros. Los precios mayoristas de origen nacional subieron 8,0 % y los importados lo hicieron un 15,0%.

En el segundo período, de julio a febrero de este año, el escenario cambió drásticamente, como se apuntó más arriba, con una suba de 37,6 %. En parte, esto seguramente obedeció a la paulatina normalización de actividades (reversión a la media), y también hubo influencia alcista por el lado de los precios internacionales: el índice vinculado a productos agropecuarios y minerales se incrementó 53,1 % y 52,5 %, respectivamente, en este período. Obsérvese que esas variaciones superaron en más de 27 puntos porcentuales el aumento del tipo de cambio oficial.

Pero también los factores "locales" se filtran en la evolución de los precios mayoristas desde julio de 2020 en adelante. Esto se constata cuando se focaliza en los precios de las manufacturas y de los productos importados. Contra una variación de 25 % del tipo de cambio oficial entre julio y febrero de este año, los precios de las manufacturas subieron 33,7 % y los de los productos importados lo hicieron un 39,2 %. Parece evidente que la incertidumbre acerca del valor de reposición de los inventarios está jugando su rol en la evolución de estos precios, o directamente el hecho que pueda haber insumos que han comenzado a cotizarse en función del dólar libre. Por cualquier vertiente, el desfase entre la evolución de los precios internos y el tipo de cambio es un problema serio, en un momento en el que la política oficial ha vuelto a recurrir al ancla cambiaria para intentar domesticar la inflación. La falta de convergencia, si persiste en el tiempo, acumula presiones que tarde o temprano terminan afectando las expectativas sobre la macro.

Dado que la evolución de los precios tiene sus ciclos, y puede haber correcciones en determinadas etapas por rezagos de períodos previos, se confeccionó el cuadro adjunto, que contempla un horizonte mayor, tomando variaciones desde enero de 2019 hasta el presente para el tipo de cambio oficial y los precios mayoristas de manufacturas e importados. Pues bien, aun en este caso el desfase entre unos y otros se mantiene.

• La contracción de la demanda en enero de 2021 fue del 5 % interanual, cuando la merma de 2020 había sido de 1,2 %. En la primera medición del año, todas las regiones experimentaron caída en la demanda de energía, excepto la pampeana, que anotó una suba de 1,2 % interanual

• Siempre tomando los primeros datos de 2021, se tiene que fue Cuyo la región con mayor caída de la demanda de energía, con 6,6 % interanual, seguida del NOA, con una merma de 6,3 %. A su vez, la contracción en la Patagonia fue de 3,6 % interanual y de 1,1 % en el NEA

• Para 2020, los datos por provincias muestran la mayor caída de la demanda de energía en Chubut (-16,1 % interanual), seguida de Santa Cruz y Neuquén (- 6,1% y -4,8%). En contraposición, la mayor suba correspondió a Misiones (9,2%), seguida por Catamarca (4,4%) y Santiago del Estero (4,1%)

El año 2020 cerró con una caída del 1,2% en la demanda de energía con respecto a 2019. Todas las regiones argentinas acompañaron esta disminución, a excepción del Noreste Argentino (NEA), donde se registró un aumento, debido a la significativa suba en el consumo energético de Misiones, y variaciones positivas en casi todas las provincias que la componen. Para el acumulado enero-diciembre de 2020, la demanda nacional de energía alcanzó los 127.294 miles de MWh, contra los 128.880 de 2019. El primer mes de 2021, en tanto, muestra una contracción de la demanda del 5%, lo que profundiza la caída registrada en 2020.

La profundización en la caída de la demanda del arranque de 2021 por regiones encuentra una excepción en la zona Pampeana, que logró una variación positiva de 1,2%. De las restantes, dos de ellas (Cuyo y el Noroeste) presentan caídas superiores al 5%, mientras que la variación negativa de la Patagonia y el Noreste es más moderada. Por provincias, se tiene que sólo 4 de 23 jurisdicciones analizadas presentan un desempeño positivo.

La región Pampeana es la única con provincias con variaciones positivas. La de mayor recuperación es Santa Fe (3%), seguida de Buenos Aires (2,8%), la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (1,9%) y Entre Ríos (1,6%). En contraposición, La Pampa y Córdoba registran variaciones de -3,1% y -6,3%, respectivamente.
Entre las regiones que registran caídas, el Noreste es la de menor disminución (1,1%). Mientras Misiones presenta una moderada baja (-0,5%), Formosa, las de mayor variación (-5,7%, -4,9% y -4,5%, respectivamente). Estos guarismos indican un cambio de escenario, en el que se pasa de aumentos a caídas en la demanda regional.

La Patagonia, por su parte, modera la tendencia a la baja que tuvo en la comparación interanual entre 2020 y 2019, aunque siguen estando en terreno negativo todas las provincias que la componen. Las de mayor caída son Santa Cruz (que es a su vez la de mayor caída a nivel nacional) y Neuquén (9,9% y 7,3%, respectivamente), mientras que Chubut y Río Negro muestran comportamientos menos volátiles (-1,7% y -1,2%).

La disminución en la demanda es más fuerte en el Noroeste, con una variación negativa de 6,3%, que la posiciona como la segunda región de peor desempeño. Ello es impulsado sobre todo por las bajas en Tucumán (3%), Santiago del Estero (6,3%), La Rioja (4,4%), Catamarca (4,2%) y Jujuy (3,7%). Salta, en tanto, se fue la de menor variabilidad (-1,7%).

Por último, Cuyo es la región de peor desempeño en el ranking, con una caída del 6,6% del promedio regional. A su vez, las provincias que la componen muestran un comportamiento homogéneo, ya que todas registran caídas superiores al 5%. En Mendoza es donde se produjo la mayor disminución (6,8%), seguida de San Juan (6,7%) y San Luis (5,5%).

En el análisis provincial, si se analiza el desempeño registrado en 2020, se destaca Chubut con la mayor caída en el consumo anual de energía (-16,1%), seguida de Santa Cruz y Neuquén, ambas con disminuciones de 6,1% y 4,8%. En contraposición, la de mayor suba fue Misiones (9,2%), seguida por Catamarca (4,4%) y Santiago del Estero (4,1%). Además, se observa que en 9 de las 23 jurisdicciones en las que hay datos, las variaciones se mantienen en terreno positivo superior a 1%, el mismo número de jurisdicciones con variaciones en negativo interior a -1%. Las provincias con escasa variación (entre -1% y 1%), en tanto, son 5. Se excluye de este análisis a Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.

La región Noroeste presentó una moderada recuperación (2,2% interanual), donde se observa que la totalidad de las provincias se encuentran en terreno positivo. Las variaciones positivas más fuertes son las registradas en Catamarca (4,4%), Santiago del Estero (4,1%), La Rioja (3,5%) y Salta (1,4%). Las de menor recuperación, por otro lado, fueron Tucumán (0,9%) y Jujuy (0,7%).

En la región de Cuyo (-1%), San Luis registró la menor variación interanual (0,2%) en su demanda de energía, mientras que la provincia de Mendoza mostró una disminución del 2,2%. San Juan registró la mayor suba de esta región, con una variación de 1,3% interanual.

La región Pampeana, con un peso en el orden del 70% en el total nacional, sufrió una baja del 1,2% en el consumo de energía de 2020, que la ubicó como la segunda región de peor desempeño. Entre Ríos es la única provincia que registra una suba (1,9%), mientras que Santa Fe, Buenos Aires, Córdoba y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires muestran caídas de 3%; 2,9%; 1,6% y 0,3%, respectivamente. La Pampa, por su parte, registra variaciones cercanas a 0%.

Finalmente, la región Patagónica, con una demanda de 9.179 miles de MWh en 2020, fue la región que registró mayor caída en el consumo de energía respecto a 2019: 9,7% promedio. La diferencia marcada por la región se corresponde con la fuerte caída en el consumo de Chubut (16,1%). Las otras tres provincias que la componen presentaron comportamientos variados, aunque también en terreno negativo. Santa Cruz y Neuquén, con caídas de 6,1% y 4,8%.

Por Jorge Vasconcelos y Marcos O`Connor
Fuente: IERAL