A raíz de lo anterior, se está trabajando en crear envases de packaging para las frutas de exportación a los continentes de Europa y Asia.

Lo anterior utilizando desechos de manzana, pera, uva, durazno y tomate, entre otros.

La iniciativa es impulsada por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) y ejecutada por la Universidad Católica del Maule, con apoyo de la Fundación para el Desarrollo Frutícola (FDF) y San Jorge Packaging.

Proyecto

Cristián Valdés, bioquímico a cargo, indicó que la primera etapa del proceso es extraer los nutrientes (azúcares reductores) de los residuos de las frutas y verduras para el crecimiento de una bacteria productora del precursor del bioplástico.

El producto “será tratado químicamente de manera de generar el material como tal, al que se le agregará propiedades antimicrobianas”, explicó.

Añadió que “luego, éste será transformado en bolsas biodegradables, dándole forma por medio de unas máquinas extrusoras. Finalmente, se optimizarán las propiedades del material para que sea compatible con el packaging”.

El proyecto se encuentra en la primera fase, relacionada con la generación y optimización de las condiciones necesarias para el proceso de hidrólisis de los distintos residuos industriales.

“Es importante mencionar que la hidrólisis es un proceso que consiste en la obtención de azúcares reductores que se encuentran en la pulpa y cáscara de los alimentos”.

Economía circular

Respecto a la sustentabilidad y el aporte a la gestión de residuos, Valdés comentó que la investigación permite que los desechos de las frutas envueltas en el bioplástico pueden ser utilizados como un sustrato para generar más bolsas biodegradables.

“Las cuales a diferencia del plástico convencional se degradan en cortos períodos de tiempo, mientras que el plástico en base a petróleo puede tardar cientos de años”, detalló.

Según detalló el FIA, la propuesta tiene 4 grandes diferencias frente a un plástico convencional: la generación del sustrato inicial a partir de desechos biológicos evitando su compra de manera externa; la producción de un bioplástico compatible con procesos de packaging; la utilización de nanopartículas de cobre para disminuir el crecimiento de microorganismos en el fruto; y finalmente, un método de preparación optimizable y compatible con futuros componentes que brindan otras propiedades al material.

Álvaro Eyzaguirre director ejecutivo de FIA, señaló que “ya está en vigencia la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor y Fomento al Reciclaje, lo cual es muy positivo para nuestro sector pues Chile es el principal exportador de fruta del hemisferio sur, destacando las cerezas, que viajan entre 30 a 35 días para llegar al mercado asiático”.

En ese contexto el packaging es fundamental “y por tanto es necesario que las empresas que generan estos plásticos comiencen a evaluar alternativas sustentables gracias a innovaciones que surgen desde el propio territorio productivo. Este proyecto FIA, al igual que otros, son soluciones concretas a problemas de hoy y mañana”.

Valdés finalizó indicando que se quiere elaborar “un paquete tecnológico, el cual será entregado a las empresas del rubro de packaging del país. Principalmente porque ya existen países que están regulando el uso del plástico, por lo cual es necesario entregar alternativas de soluciones a posibles dificultades en los envíos internacionales de nuestro país”.