Como sabemos EE.UU. es el primero en la fila de los productores del mundo. Brasil está prácticamente en el mismo lugar. Pero, su capacidad de producción/embarques suele tener altibajos que no se advierten en el país del norte.

¿A qué viene este comentario?

Pues bien, lo que pretendemos es remarcar el peso de la soja norteamericana en la formación de su precio internacional.

Según el reciente reporte de Oferta y Demanda Global del USDA, habrá una caída de stocks del 77% en este país, si se compara la campaña 2020/21 con la 2019/20.

¿A qué se debe tal baja? Se explica por las mayores exportaciones estimadas, a consecuencia del retraso en la trilla de soja en Brasil, que es aprovechada por los exportadores de EE.UU. con la mirada puesta en China.

Además de la demora en la cosecha, las copiosas lluvias generan dudas sobre la calidad de buena parte de los sembradíos.

No se sabe claramente cómo han afectado la calidad del grano debido al exceso de humedad. Y se teme que baje la productividad.

La realidad es que durante enero EE.UU. llegó a embarcar la cifra récord de 8,9 millones de toneladas.

Así las cosas, de 14,30 millones de toneladas en sus stocks para la campaña 2019/20, se aguarda que el ciclo 2020/21 finalice con sólo 3,2 millones. De esta forma, las reservas pasaran a ser las menores de los últimos 7 años.

Obviamente, la situación es similar a nivel global. Los stocks mundiales del poroto de soja bajarían cerca de un 12%.

En tanto, la demanda sigue su curso, firme, con la acentuada fuerza de los bueyes chinos.

Y nada indica que vaya a ceder en los próximos meses.

China tiene un futuro promisorio, en relación a las demás potencias. Para este año, se prevé un incremento de su PBI próximo al 7%, fundamentalmente, por la extraordinaria capacidad exportadora de su aparato industrial, que pese a la pandemia no ha decaído. Así lo muestra su balanza comercial superavitaria.

En cuanto a las variables financieras, vale destacar que las materias primas, como es el caso de la soja, tienen un camino interesante por delante, cuando los países sufren una tasa de inflación en ascenso.

A medida que las economías abren sus puertas comerciales de nuevo, empieza a crecer el consumo de la mayoría de los productos.

El incremento en la demanda, en lo inmediato, trae mayor inflación. El fuerte estímulo económico que los gobiernos y los bancos centrales han inyectado a sus economías es generador de inflación.

Ya se observa un leve repunte de los precios, especialmente de los bienes básicos como el petróleo, algo que retroalimentará la tasa de inflación.

Así el cuadro, las acciones mundiales deberían tender a la baja e impulsar o, al menos, sostener los precios de las materias primas.

En tanto, el dólar sigue en un nivel en términos históricos depreciado, algo que estimula la demanda de soja por parte de los importadores.

El índice dólar se mantiene dentro de un rango, con presiones bajistas por los crecientes déficits del país estadounidense. El índice opera cerca de 90,342, muy próximo al nivel de 90,260 en el que arrancó el año.

El gráfico de Investing.com es muy claro al respecto. Acá, se aprecia el recorrido del Índice Dólar (mediante una canasta de monedas del mundo) durante los últimos treinta días.

Futuros del Índice dólar - Mar 2021


En suma, no se advierten síntomas para preocuparse demasiado sobre el inmediato devenir de los precios de la soja, aunque influirá mucho el comportamiento del clima en Brasil. Obviamente, los altibajos habrán de caracterizar, como es usual, las jornadas por venir.

Sea lo que fuere, convendrá mantenerse atentos a los próximos acontecimientos. Porque sobre el futuro nadie tiene la verdad.