Los drones, o Vehículos Aéreos No Tripulados (VANT), cumplen múltiples funciones en la agricultura, como el mapeo de campos, la vigilancia y monitoreo de los cultivos, plagas y enfermedades, la eficiencia de irrigación, y la aplicación de plaguicidas, entre otros. Adicionalmente, traen múltiples beneficios, como la aplicación precisa, localizada y en áreas de difícil acceso, una menor exposición del aplicador, ahorro de agua y tiempo, y el aumento de la productividad del agricultor.

El uso de los drones en agricultura ha crecido, sobretodo en países asiáticos, donde los avances y la regulación dan un marco legislativo y operativo para el uso de los VANT. La rápida adopción de los VANT para aplicación de plaguicidas es un ejemplo para otras regiones, e impulsa un movimiento global para la participación en la agricultura digital.

Recomendaciones para crear un Procedimiento Operativo Estándar (POE) para la aplicación de plaguicidas con drones

El sector agrícola no ha sido ajeno a la revolución digital que se está desarrollando en el mundo de hoy.

+ Según un estudio de Goldman Sachs, se prevé que el sector agrícola sea el segundo mayor usuario de drones del mundo en los próximos cinco años.

+ Sólo en China, se estima que el número de drones agrícolas se duplicó entre 2016 y 2017, llegando a 13.000 aeronaves.

Este cambio ya se está impulsando rápidamente en Asia en países como China, Corea y Japón, donde el uso de drones brinda nuevas posibilidades para abordar los desafíos apremiantes de seguridad alimentaria amplificados por el envejecimiento y la urbanización de la población que resulta en escasez de mano de obra en la región. La Industria de la Protección de Cultivos considera que el uso de drones para la aplicación de productos fitosanitarios es muy prometedor para mejorar la vida de los agricultores.

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