Al momento de redactar estas líneas, la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el blue se encuentra entre uno de los más altos picos históricos de brecha cambiaria de los últimos 50 años. En efecto, la brecha cambiaria está en el 119% entre el blue y el oficial, aunque si uno toma el tipo de cambio soja, supera el 200%.

Viendo lo que pasó en los últimos 49 años con los saltos del tipo de cambio blue y los picos de brecha cambiaria, la primera conclusión a la que se puede llegar es que, salvo que se sea un maniático de las conspiraciones, se repiten contextos de incertidumbre económica y falta de credibilidad política. Dado que Argentina no tiene moneda y el estado se ha transformado en un confiscador serial de los activos líquidos de la gente cuando se queda sin reservas, no debería extrañar la suba del blue y la ampliación de la brecha cambiaria.

Gráfico 1


En el gráfico 1 puede verse que actualmente la brecha cambiaria supera la de la hiperfinlación de 1989 y los primeros meses del gobierno de Menem, casi igualando la brecha cambiaria de 1982, luego de la guerra de Malvinas.

El primer gran pico que se ve es en 1975, a dos meses de haberse producido el rodrigazo por la olla a presión que había dejado José Ber Gerlbard, cuando la brecha cambiaria llegó al 278%. En ese momento el ministro de Economía era Antonio Cafiero (fue ministro de Economía de agosto de 1975 hasta el 3 de febrero de 1976). Fue el período en que se sucedieron en el ministerio de Economía, Ernesto Corvalán Nanclares, Pedro Bonani, vuelta Ernesto Corvalán Nanclares por 3 días, Antonio Cafiero y Emilio Mondeli. Este recambio de ministros ocurrió entre julio de 1975 y el 24 de marzo de 1976.

Otro importante salto en la brecha cambiaria se da entre agosto y septiembre de 1982 siendo ministros de economía José María Dagnino Pastore y Jorge Wehbe. La brecha cambiaria llegó al 126% en agosto de 1982. Recordemos que Argentina acababa de perder la guerra de Malvinas y se producía una ruptura en la Junta Militar en junio de ese año cuando se retiran la Armada y el la Fuerza Aérea de la Junta Militar y queda solo el Ejército al mando del Proceso. Es decir, ese salto cambiario también se da en el contexto de una gran crisis política al igual que en 1975, cuando Isabel Perón no podía dominar un país envuelto en una crisis económica y política, con enfrentamientos armados con la guerrilla que quería derrocar al gobierno, primero de Juan Domingo Perón y luego de Isabel Perón.

El tercer pico de brecha cambiaria se da en marzo de 1989, cuando ya se había producido la crisis cambiaria del 6 de febrero de ese año en que el BCRA dejó de vender dólares para frenar su suba. La brecha alcanzó el 99% y volvió a tocar otro pico del 98% en junio de ese año.

Luego tenemos picos de brecha cambiaria en mayo de 2013 con el 77%, octubre de 1914 con el 74% y octubre de 2015 con otro pico del 67%.

De los 49 años analizados, estamos en la brecha cambiaria más alta luego del rodrigazo y de la crisis post Malvinas, superando la brecha cambiaria de la hiperinflación.

Si uno mira todos los picos de brecha cambiaria, va a encontrar dos denominadores comunes: 1) en cada pico la crisis económica estuvo acompañada de una crisis política y 2) cuando la brecha bajó luego del pico, fue porque el tipo de cambio oficial alcanzó al blue y no porque el blue bajó para igualar al tipo de cambio oficial. Claramente el comportamiento del blue es un indicador de grado de confianza en el gobierno y en el futuro económico.

Cuando esta semana el ministro Guzmán, ante la pregunta de un periodista sobre cuántas reservas propias tenía el BCRA, contestó que esa información la manejaban ellos y se negó a hacerla pública, hizo recordar a Juan Vital Sourrouille, ministro de Economía de Alfonsín que, al anunciar el plan primavera en 1988, ante una pregunta similar de un periodista sobre cuántas reservas tenía el BCRA para contener el tipo de cambio contestó lo mismo: esa información la manejaban ellos y que no tenían por qué darla a conocer. Como puede verse, la economía argentina es un déjà vu en materia de política económica por la sencilla razón que, ante el mismo problema siempre se adoptan las mismas medidas que demostraron ser ineficaces.

Es muy común que ante la disparada del tipo de cambio blue los gobiernos reaccionen diciendo que es un golpe de mercado, especulación y argumentos para el estilo para redoblar la apuesta en los controles y medidas que lo único que logran es acentuar la desconfianza, la ampliación de la brecha cambiaria y el estallido final.

Si ahora pretenden frenar la suba del blue subiendo la tasa de interés, es altamente probable que la medida ya no tenga efecto ante la desconfianza. ¿Qué tasa de interés cubre hoy la expectativa de aumento del tipo de cambio como para deshacerse de dólares y colocarse a tasa? Y si por algún milagro llegase a tener efecto, el estallido posterior va a ser más potente porque la salida de los que apostaron a la tasa va a ser por el capital invertido más los intereses devengados. Es decir, la presión sobre el mercado de cambios se potenciará.

En síntesis, no hay medida cambiaria aislada que pueda revertir la desconfianza en el peso. Solo podrá calmarse el mercado si se tiene un plan económico consistente, con un equipo económico de prestigio y, fundamentalmente, un gobierno que genere confianza y le de respaldo a ese plan y equipo económico. De las tres condiciones, la última no está disponible por el momento.

Fuente: Economía para Todos