“Es un presupuesto razonable que genera cierta expectativa y dependencia en el crecimiento futuro del país. Tiene que volver la inversión productiva, ausente hace al menos cuatro años en el país, porque esa es la llave esencial para los que números cierren de manera consistente”, opinó el economista Ignacio Munyo.

En diálogo con Rurales El País, el director ejecutivo de Ceres, dio su punto de vista sobre el proyecto de ley de Presupuesto –presentado en la noche del lunes y ahora en manos del parlamento– el cual supone un crecimiento promedio del PBI de 2% y en el cual no se plantean aumentos de impuestos, pero sí la reducción de gastos.

Munyo advirtió que va a ser un año malo, dado que se prevé una caída de 6,5% de la actividad económica.

“La clave es que se pueda sostener el crecimiento en 2024 de 4%. Nada menor y muy complejo. Es condicional que se puedan lograr los objetivos fiscales de entregar un país con un déficit de 2,5%, que hoy está cerca al 6%”, comentó.

El economista recordó lo que ha pasado en las últimas tres administraciones con los proyectos de presupuestos, citando qué se esperaba y qué pasó finalmente. Al respecto, indicó que en la primera administración Tabaré Vázquez (de 2005 a 2009) se esperaba un crecimiento promedio anual del PBI de 3,8%, y creció 6%. Además, se había comprometido un déficit fiscal de 0,4% y se terminó en 1,6%

“Hubo un desvío positivo, creció bastante más de lo que se esperaba. Fue un período excepcionalmente bueno. El gobierno asumió un país barato y competitivo desde el punto de vista cambiario”, señaló.

En el caso de la administración de José Mujica (de 2010 a 2015), recordó que se esperaba crecer 4,6% y se creció un 4,9%. “En ese momento había un contexto favorable y el déficit fiscal que se había comprometido en 2014 era 0,8% y terminó siendo de 3,4%”, expuso.

En el segundo gobierno de Vázquez (de 2015 a 2020) se propuso un 2,8% de PBI y terminó siendo la mitad: 1,3%. “El contexto cambió, los vientos favorables dejaron de soplar. Se esperaba un 2,5% y terminó siendo de 4,7 de déficit fiscal, casi el doble”, agregó.

El actual presupuesto implica, según Munyo, un compromiso fuerte de reducción proporcional del gasto en relación a lo que crece la economía.

“Hay una señal fuerte del Poder Ejecutivo que descarta aumentar la carga impositiva. Se ajustó mucho el cinturón. No hay mucho espacio para aumentar la carga tributaria”, mencionó.

En ese sentido, el economista advirtió que “reducir el gasto no es sencillo, ni barato” y que hay una parte enorme de los rubros del presupuesto rígido que son a la baja, con mecanismos de ajustes que son fijados por normas constitucionales o legales. “También hay que tener claro que no va a alcanzar con reducir los cargos de confianza, el llenado de vacantes o cortar la publicidad”, añadió.

Para el especialista en la materia es clave lograr el crecimiento de la actividad económica, aunque no ve posible que una suba de impuestos genere un impacto positivo: “sería hasta contraproducente”, dijo.

“Creo que vamos a tener que impulsar reformas profundas para que los números de PBI aumenten para que Uruguay pueda volver a crecer”, concluyó.