Rizoderma Arroz está basado en el hongo Trichoderma harzianum (cepa Th2 RI99), seleccionado por el INTA por su potencial fungicida para inhibir el desarrollo de hongos fitopatógenos. Gracias a sus múltiples mecanismos de acción, este biofungicida permite controlar un amplio espectro de patógenos que están presentes en la semilla y en el suelo. Fue presentado por Ricardo Yapur –CEO de Rizobacter– junto con Carlos Parera –director nacional del INTA– y Gabriel Mina –responsable de la línea de terápicos de Rizobacter–, entre otros participantes.

Durante el lanzamiento, Yapur destacó el trabajo articulado con el INTA. “En 2005 arrancamos la relación con el INTA y el acuerdo entre ambos organismos nos permitió trabajar a la par”, señaló y agregó: “En 2013 logramos un biofungicida e hicimos un lanzamiento. Sabíamos en que estábamos haciendo historia al presentar el primer biofungicida biológico que, en 2015 registramos para soja y, el año pasado, para arroz”.

“En el mundo, los consumidores piden productos biológicos, con menos residuos y, en consecuencia, el mercado lo demanda”, puntualizó Yapur para quien “lo biológico tiene un camino muy grande para desarrollarse y, si el INTA nos apoya, tenemos una simbiosis muy buena para seguir trabajando juntos”.

En este sentido, Parera puntualizó en la posición institucional de apostar a la simbiosis público-privada: “Lo que se está presentando hoy es consecuencia de esa relación que hay que fortalecer”, indicó.

“Los bioinsumos son algo que van a crecer en forma exponencial”, expresó Parera y agregó: “El consumidor demanda alimentos más seguros y que respeten el ambiente, por eso esta es una oportunidad para el desarrollo de estas alternativas”.

“El desarrollo de rizoderma llevó su tiempo, no son productos mágicos que se obtienen en una semana. Al contrario, la selección de estos productos tiene un proceso muy largo y exigen el trabajo de mucha gente. Por esto, todo lo que implique trabajar con tiempos biológicos implica invertir a futuro, porque los resultados no se obtienen en una semana”, puntualizó Parera durante la presentación del nuevo bioinsumo.

“Con esta presentación, se abre un proceso de colaboración interesante en el que consideramos importante apoyar a las empresas nacionales desde el conocimiento y la articulación pública”, consideró el director nacional del INTA.

El producto presentado, logró el registro para ser utilizado por los productores arroceros de la Argentina, luego de atravesar todas las instancias regulatorias.

“Rizoderma es un producto biológico para el control de enfermedades de semilla y plántulas, desarrollado en el marco de un convenio de Investigación y Desarrollo (I&D INTA-Rizobacter) y fue lanzado al mercado en 2014 para aplicación en cultivo de trigo y cebada”, señaló Rodrigo Rojo, asistente de Vinculación Tecnológica del Centro de Investigación de Ciencias Veterinarias y Agronómicas (CICVyA) del INTA.

Ahora, la empresa Rizobacter amplió su aplicación al cultivo de arroz, además de sus lanzamientos previos en trigo y cebada (2014), soja (2018) y producción orgánica (2019). En este sentido, “desde el IMYZA, continúan generando información científica en el marco del convenio para ampliar la comprensión de la biología del bioinsumo”, aseguró Rojo.

La cepa Trichoderma harzianum (cepa Th2 RI99) fue seleccionada por el INTA por su potencial fungicida para inhibir desarrollo de las enfermedades. En 1994, Laura Gasoni –especialista en control biológico de fitopatógenos del Instituto de Microbiología y Zoología Agrícola del instituto– fue quien lideró la investigación y lo comenzó a investigar el marco de su tesis doctoral. “En ese momento, el control biológico estaba en sus comienzos y no estaba difundida su aplicación”, recordó.

Fruto de este trabajo, a partir de 2014, los productores argentinos tuvieron la posibilidad de acceder por primera vez a Rizoderma, una tecnología innovadora para tratar las enfermedades fúngicas que afectan al trigo y otros cereales de invierno. En la actualidad, también se utiliza en soja y se encuentra en evaluación en otros cultivos como lenteja, arveja y garbanzo.

El bioinsumo llegó al mercado gracias a un convenio de vinculación tecnológica para su desarrollo, firmado entre el INTA y la empresa Rizobacter. Por estos días, ya se comercializa en Uruguay, Paraguay y Ucrania y, además, está en proceso de registro en los Estados Unidos, Brasil, Bolivia, Colombia, Europa, Sudáfrica y Canadá.

Protección comprobada

Evaluado en múltiples ensayos –a campo y en condiciones de laboratorio–, Rizoderma Arroz muestra un poder de control fúngico igual o superior al de las formulaciones químicas. En este cultivo, permite el control de enfermedades causadas por los hongos Fusarium spp., Alternaria spp. y Bipolaris spp.

Entre sus principales atributos, Rizoderma Arroz es 100 % biológico –banda verde– y garantiza un efectivo poder fungicida y amplio espectro de control. Esto brinda una mayor persistencia del tratamiento y mínimo riesgo de resistencia de patógenos.

Además de la protección, este bioinsumo asegura la emergencia de un correcto de stand de plantas y, al mismo tiempo, contribuye a incrementar el volumen de las raíces y partes aéreas de las plántulas. Es compatible con otros insecticidas para tratamiento de semillas.

Se trata de un curasemillas compuesto por tres mecanismos de acción fungicida, que permiten proteger el cultivo de arroz en conjunto. Es un producto que viene formulado como líquido, de aplicación directa sobre la semilla con 30 días de tratamiento anticipado.