Si bien mantiene áreas de siembra bajas, como se registran en los últimos tres años, el trigo puede ganar espacio en esta nueva zafra de cultivos de invierno, al menos en el norte del país.

Según confirmó a El País el gerente comercial de Copagran Paysandú, Luis Simean, “hay expectativa de crecer en trigo entre 30% y 40%” en base a la venta de semillas que se viene dando.

A nivel general confirmó que “hay una buena intención de siembra de cultivos de invierno”, con la consolidación de un crecimiento importante en colza respecto al año anterior.

“Estamos casi en el doble del área de colza, con crecimiento en la demanda de semillas de trigo bien importante y un área de cebada ya consolidada, con intensión de siembra similar al del año pasado”, indicó Simean.

No es que el productor esté apostando más al trigo, “se observa mejor intención de siembra respecto a las áreas del año anterior”, aclaró el profesional.

Hay necesidad de plantar trigo, porque solo con la soja no da para mejorar los números en las empresas agrícolas. “Creo que se plantará más trigo que en 2019, porque genera un doble ingreso a lo largo del año para el agricultor, que por menos que sea, siempre es importante”, destacó Simean.

Jugarse a un puente verde, “cuando no genera ningún ingreso y le agrega costos a esa ecuación de la soja tan ajustada y hacer un cultivo de invierno barato”, el producto “se inclina por este último y eso es lo que me parece que pesa al momento de decidir si hacer o no trigo”, estimó el gerente comercial de Copagran Paysandú.

También alienta al productor el mayor movimiento en los precios del trigo que se está dando en el mercado internacional.

“El precio del trigo subió en Argentina y Chicago, los grandes productores mundiales están reteniendo sus granos y si bien eso no se refleja en el mercado local del cereal, hay una expectativa de que los valores puedan mejorar”, dijo Simean.

Cosecha de soja. Respecto a la oleaginosa, en Paysandú se lleva levantado el 40% del área, entre cultivos de primera y de segunda.

Esta semana, las cosechas se cortarán por las lluvias y seguramente no se pueda entrar a las chacras por varios días, pero las lluvias también abren la oportunidad de sembrar cultivos de invierno.

Simean sostiene que los rendimientos que se están viendo a nivel de chacra son regulares y se esperaban mejores.

Explicó que “las sojas de primera venían muy golpeadas por la falta de lluvias, con rendimientos en el eje de 1.200 kilos o 1.500 kilos, mejoraron un poco con las sojas de segunda, por eso creo que vamos a estar en un promedio de 2.000 kilos por hectárea, con chacras buenas de 2.800 kilos por hectárea”.

A nivel de sojas de primera, confirmó que los rendimientos están promediando entre 1.300 kilos y 1.400 kilos por hectárea y el promedio estará en el eje de 2.000 kilos por hectárea. Simean aclaró que se trata de una estimación preliminar, porque en Paysandú se lleva cosechada menos de la mitad del área sembrada.

Expectativa. En febrero reinaba el optimismo. Las sojas recibían buenas lluvias y los cultivos reflejaban un estado excepcional. En ese entonces se pensaba en el norte en rendimientos cercanos a los 3.000 kilos por hectárea.

Luego a los cultivos les faltaron las lluvias de marzo, en un período crítico y perdieron potencial. Hoy se sigue confirmando que “no es un año bueno”, afirmó el gerente comercial de Copagran Paysandú.

Por otro lado, consideró que “es un año normal en cuanto a malezas” y se focalizó el problema central: “los bajos rendimientos causados por la sequía”.

En el norte, en algunas zonas, se notó un avance fuerte de algunas malezas que se hicieron difícil de manejar. Varios técnicos detectaban un crecimiento de las malezas a nivel de chacra y una mayor dificultad para controlarlas.