Por otra parte, no se observaron lluvias de mantenimiento sobre el sur de CB, LP y oeste de BA, lo cual define un ajuste que puede convertirse en presión para los cultivos de invierno si agosto mantiene este patrón sobre el área mediterránea. Esos escasos milímetros que normalmente se dan en agosto, suelen generar condiciones más favorables para esperar la transición hacia la primavera. Este concepto se diluye al desplazarnos hacia el este, donde las precipitaciones no tienen un retroceso tan marcado.

Con el avance del trimestre frío, el fenómeno de El Niño se ha ido atenuando y a esta altura podemos decir que su presencia es irrelevante o poco influyente sobre las condiciones de circulación. En todo caso, la evolución de las condiciones climáticas para la transición estacional, encontrarán un pobre indicador en el estado del ENSO.


Como se observa en el mapa, la zona central del Pacífico Ecuatorial prácticamente no presenta anomalías. El área más cálida lentamente se va desplazando hacia el oeste y los pronósticos anticipan que el resto de agosto y aún durante septiembre y octubre esta situación puede mantenerse. A pesar de esto, incluso con calentamientos que recuperan terreno hacia el este, es muy poco probable que el escenario se modifique con un desvío positivo importante, capaz de interactuar con la atmósfera en forma que pueda considerarse relevante como predictor.

Por otra parte, respecto del mes de pasado, el litoral Atlántico ha tenido un fuerte cambio en la configuración de sus anomalías. El calentamiento preexistente, se modificó sustancialmente alcanzando casi niveles normales, posiblemente con un mayor protagonismo en la mezcla de agua de la corriente oceánica de Malvinas. Dado que la dinámica de estos calentamientos es mucho más marcada que la del Pacífico Ecuatorial, la situación puede evolucionar nuevamente hacia un calentamiento durante la primavera. Por lo pronto este es un indicador que pierde peso a la hora de adelantar lluvias por encima de los valore normales para la zona del litoral.

Independientemente de la condición que presentan las anomalías oceánicas, la circulación de escala regional sigue dando muestras de un comportamiento que no es propio del invierno. Como venimos monitoreando ya desde finales de mayo, los vientos de componente sur no han lo grado persistencia. Se han dado pulsos fríos esporádicos, rápidamente compensados por vientos que rotaban al norte, atenuando significativamente el cambio en las condiciones ambientales. La única vez que la circulación del sur sudoeste, logró imponerse, tuvimos una irrupción de aire polar.

A esta altura no podemos decir que la circulación de escala regional pueda favorecer algún otro ingreso de aire polar, sin embargo, el escenario más probable es aquel que plantea una continuidad del invierno moderado, con entradas de aire frío que definen enfriamientos poco rigurosos y de corta duración. Estadísticamente estamos en fechas en que las heladas pueden avanzar hasta el sur del NEA, pero la dinámica que se viene presentando, parece morigerar el potencial riesgo de estos eventos sobre el norte del país. Si esto se concreta durante el mes de agosto en el NEA, la situación puede anticipar una transición estacional con bajo riesgo de heladas para la zona central del país.

Recordemos que, el año pasado, la provincia de CB y gran parte de la zona mediterránea tuvo heladas en la primera parte de octubre, con lo cual no pueden descartarse las heladas tardías. Sin embargo, las condiciones actuales de reserva son distintas y posiblemente tengan un efecto moderador sobre los enfriamientos tardíos en zonas del oeste.

Por el momento, los pronósticos consensuados de mediano y largo plazo, muestran un escenario donde prevalecen promedios térmicos con desvíos positivos entre agosto y octubre, algo que también puede observarse en las precipitaciones.