Hace un buen tiempo que los ojos de los mercados están mirando con detenimiento lo que viene pasando en EE.UU. Tomemos dimensión: este país representa, en maíz, algo más del 30% de la producción mundial. Y, en soja, un ratio similar. No se trata de moco de pavo… Veamos, entonces.

Junio fue seco, con gravísimos problemas de siembra.

Julio se ha mostrado como un mes de vientos cálidos del Trópico, con marcado ascenso térmico y registros por encima de lo normal en la mayor parte del área agrícola Las precipitaciones fueron motivo de alarma, por su escasez, en el centro y el oeste de la zona agrícola.

El sábado pasado, la costa este del país sufrió una ola de calor de extrema intensidad, con varios muertos como secuela.

En el Corn Belt (Cinturón Maicero) las condiciones climáticas comenzaron a mostrar un rostro más fresco. Y así han dejado atrás los días de extremo calor. En la parte sur y este de esta región hubo lluvias que han beneficiado los duros suelos dejados por la ola de calor.

Un frente frío se dirige al Valle de Ohio y al Valle del Bajo Mississipi. Lógicamente ello pondrá fin a la reciente ola de calor en el Este.

En fin, se espera que las condiciones climáticas pasen a ser, en general, más frías y con lluvias. Ahora bien, aun con condiciones climáticas excelentes para lo que resta de la campaña…la pregunta es si podrá recomponerse la producción. Difícilmente… ¿no?

Sea como fuere, la cruda realidad es que la campaña agrícola en EE.UU. se ha desarrollado hasta la fecha con todo tipo de inconvenientes.

En primer lugar, por las demoras en la siembra y, en segundo lugar, por el tiempo de altas temperaturas y escasas lluvias, las condiciones de los cultivos, tanto soja como maíz, dejan mucho que desear.

La siembra se realizó sobre la fecha límite y, así, el período de llenado de granos -crítico para la definición del rinde- se ha corrido. Y el problema no es solo para el maíz.

También lo es para la soja.

Estamos, entonces, a las puertas de un mundo donde la especulación habrá de reinar en los mercados.

¿Por qué? Pues, porque el volumen de cosecha del país del norte pasa a ser un verdadero interrogante, con una enorme sensibilidad para los mercados. A ello, se suma el volumen de oferta por la elevada producción en Sudamérica. Por ejemplo, en lo que hace a maíz, Brasil cosechó cerca de 118 millones de toneladas y Argentina alrededor de 56 millones.

Además, el stock de soja de EE.UU. es enorme: 30 millones de toneladas.

Por si no fuera suficiente, el principal demandante del mundo, China, sigue bajo el conflicto comercial con EE.UU. y con el problema de la fiebre porcina. Estos dos problemas resultan hoy por hoy imponderables…. La información no es para nada clara. Y, detrás, se ocultan intereses de todo tipo.

Donde se advierte un cuello de botella bien marcado –mucho más grave que el de la soja- es en el maíz. Justamente donde el problema climático ha pegado fuerte es en EE.UU. el primer productor del mundo.

Así las cosas, el país del norte deberá reducir sus exportaciones. Se aguarda que la cosecha de maíz llegue tan solo a algo así como 330 millones de toneladas. De esta forma no podrá cumplir con el nivel estimado de exportación que es de aproximadamente 55 millones de toneladas.

Este último número terminaría siendo, finalmente, en alrededor de 40 millones. O quizás menos.

Pero, estos números son apenas gruesas estimaciones. La última palabra, la tendrá el clima.