Si bien la plaza sojera en Chicago continúa condicionada por la guerra comercial entre EE.UU. y China, las cotizaciones han comenzado a evolucionar en forma más amigable.

En nuestra opinión, ello es consecuencia de un par de factores. Por un lado, los permanentes rumores (que van y vienen) vinculados con posibles avances en la relación entre EE.UU. y China, que podrían resolver o atenuar los aranceles dispuestos por los asiáticos para la soja estadounidense.

Si bien la Argentina ha incrementado sus exportaciones de poroto de soja a China (circunstancia muy favorecida por la eliminación del diferencial arancelario que beneficiaba a la harina y al aceite), es imposible reemplazar el volumen que habitualmente se embarcaba desde EE.UU. También los chinos han tomado medidas para recortar sus necesidades anuales e incluso podrían apelar a sus reservas estratégicas ("secreto de Estado") para atenuar el desafío.

Pero la cuestión también es compleja para el presidente Donald Trump. Los farmers le volvieron a dar su apoyo en las elecciones de medio término en noviembre pasado, pero no ocultan su disgusto por el quebranto que generan los actuales precios, que no logra ser atenuado por la batería de subsidios compensatorios.

Así las cosas, no son pocos los operadores comerciales que apuestan a que la "batalla" de la soja pueda ser apartada aunque sea parcialmente de la "guerra comercial" y ello pesa en la evolución de la plaza.

No obstante ello, la mayor responsabilidad en la tibia y reciente reacción de las cotizaciones de la soja en Chicago hay que buscarla en Sudamérica y en las consecuencias del vigente fenómeno de El Niño. En la medida que esto se fue confirmando, las especulaciones crecieron.

El exceso de humedad en la Argentina es una cuestión a seguir con atención. En nuestra opinión y hasta ahora, los beneficios (muy generalizados en toda la pampa húmeda) son mayores que los perjuicios (norte de Santa Fe, por ejemplo). " Rain makes grain" o las lluvias hacen cosechas, es un axioma tan viejo como cierto en Chicago. Pero si las lluvias continúan y se extienden hasta el otoño y hacia la cosecha, algunos ponen un signo de interrogación sobre el volumen de la producción argentina.

Pero la gran cuestión es Brasil. En años Niño, crece la posibilidad de falta de lluvias en dicha nación. Y ello es lo que ha venido ocurriendo en instancias críticas para los cultivos (noviembre/diciembre) en los Estados de Paraná, Río Grande do Sul y, en menor medida, en Mato Grosso y Goiás. Así, ya se habla de pérdidas que no son menores. Se comenzó hablando de un potencial productivo de 130 millones de toneladas y hoy todas las estimaciones plantean recortes.

Si bien la Conab proyectó 118,8 millones de toneladas (se esperaba menos) ya hay importantes empresas especialistas en el tema estimando una cosecha de 116 millones. En definitiva, el tradicional "mercado climático" sudamericano se presenta como el principal responsable del cambio de tono de la plaza sojera en Chicago en las últimas semanas.

A esta cuestión hay que sumarle la cuasi certidumbre de que en EE.UU. se verificará este año un recorte significativo del área sojera (hay estimaciones de una caída de 3 millones de hectáreas sobre los 36 del año pasado). Luego vendrá el "climático" estadounidense (abril/agosto) y su inevitable volatilidad. En conclusión, el segundo semestre de 2019 plantea un escenario algo más amigable en materia de precios que el actual.