Del 26 de diciembre al 3 de enero del nuevo año, las lluvias se destacaron por el volumen y la cobertura. No solo cubrieron a la región pampeana, alcanzaron tambien las provincias de Santiago del Estero, Chaco, Salta, Tucumán y San Luis. Tambien llegaron al litoral argentino; en el extremo NE se destacan valores muy altos cómo en Bernardo de Irigoyen, en Misiones, que totalizó 134 mm.

En la franja central, donde se está definiendo buena parte del 54% de maíz temprano que se siembra en la Argentina, lejos del déficit hídrico predomina la condición muy buena a excelente. El agua ha llegado esta vez en forma oportuna para el cereal pero tambien es un problema para las recientes siembras y resiembras de soja realizadas en los últimos quince días. 

En este período de 8 días, toda la franja este de Córdoba recibió más de 40 mm con registros que trepan hasta los 78 mm en Marcos Juárez, 98 mm en Bellville, 100 mm en Idiazábal y 108 mm en Noetinger. En Santa Fe, la porción norte recibió entre 60 a 100 mm, con efectos muy negativos para las 100 mil ha de soja que se habían implantado una semana antes. En Reconquista se alcanzaron los 77 mm y en Ceres los 100 mm. La otra área problematizada es el centro sur de Santa Fe. Irigoyen sigue siendo el eje de las mayores descargas en esta zona, en este último período de análisis sumó 117 mm. A pocos kilómetros Montes de Oca acumuló 100mm (al igual que María Teresa en el sur santafesino), Classon 96 mm. El gran Rosario alcanzó 95 mm. 




Hacia Entre Ríos siguen creciendo los acumulados. Todo su territorio recibió más de 60 mm con acumulados por encima de los 80 en el noreste. En Federal se registraron 122 mm. En el norte bonaerense las lluvias fueron similares con registros entre los 60 y los 80 mm.  

Estas lluvias son una buena noticia para el maíz. La mayor área de maíz de primera, que es tambien la más expuesta al riesgo de falta de agua, está consolidando su período crítico sin limitantes hídricas. Por ello, este evento de precipitaciones le ha puesto un piso a la cosecha maicera argentina en torno a los 40 M de Tn. El maíz este año alcanzaría una superficie cultivada de 6,64 M en la que se espera cosechar para grano 5,57 M de ha.

Pero en el cultivo de soja hay muchos problemas. La actual situación climática compromete entre 400 y 500 mil ha. Se tratan de siembras y resiembras pendientes que están al límite de las posibilidades. También hay 2 M de ha implantados en fechas tardías en condiciones regulares a malas, de las 17,9 M de ha que totalizaría la siembra de soja 2018/19 en Argentina.

La campaña de trigo 2018/19 estimada en 18,7 M de Tn entra en el tramo final con lluvias inoportunas.

Tras la alerta de los pronósticos de un evento muy complicado de lluvias que podía estar acompañado por granizo, hubo un gran despliegue de cosechadoras en Buenos Aires. 400 mil ha se cosecharon en la última semana tratando de arrebatarle la mayor cantidad de área posible a la tormenta.

Cómo estaba previsto, el volumen de agua del evento fue muy importante. El 55% del territorio bonaerense superó los 80 mm. Se destacan dos zonas que superaron los 100 mm. Una está centrada en el partido 9 de Julio —la localidad 9 de Julio acumuló 128 mm— y sus alrededores, como Bolívar con 108 mm o 100 mm en Daireaux. Pero la otra zona fue más amplia y con mayor volumen. Se trata del centro de la franja este, en la gran área productora de trigo en Tandil. En Dolores se totalizaron (entre el 26 diciembre y el 3 de enero) 180 mm y 115 en Tandil. Allí, recién comenzaban las tareas de recolección con resultados muy variados. Según el impacto de las heladas, se obtenían entre 45 y 60 qq/ha.

En el núcleo triguero de Tres Arroyos se destaca que hubo una cola de tornado. Entre los fuertes vientos y el granizo de gran tamaño se afectó una gran área. Aún no es posible cuantificar pero ha sido situada entre Coronel Pringles, Coronel Dorrego y Tres Arroyos. Fueron arrasados lotes en los que se esperaba una producción de trigo de 50 a 70 qq/ha.

Faltan aún por cosechar en Buenos Aires el 44% del área triguera. Aparte de las pérdidas de áreas que por excesos o granizo no puedan recolectarse, acechan los problemas de calidad. 

Las lluvias producen el efecto “lavado de los granos”, bajando el nivel de la proteína y el peso hectolítrico, con la amenaza de que la mercadería quede fuera del estándar de comercialización. Numerosos lotes de trigo cosechados antes de las lluvias indicaban un nivel de proteína del 12%, mientras que los que se recolectaron después marcaron un 9 y hasta un 8%. Esto produce pérdida de bonificaciones y aplicaciones de descuentos a la hora de la comercialización. 

Pero tambien hay un efecto positivo que dejan las lluvias en estas áreas. Las siembras que se hagan con maíz o sojas de segunda tras la cosecha se encontrarán con perfiles llenos de agua, “cómo si el trigo no hubiese estado” y partirán con un excelente potencial de producción.