Y, por el contrario, se oyen más los mugidos de las vacas. Así de gráfica es la conclusión de la Encuesta sobre Necesidades del Productor Agropecuario, realizada por la Universidad Austral, en colaboración con la Universidad de Perdue (Estados Unidos).

El estudio, que se desarrolla cada cuatro años y va por su tercera edición, se basó en entrevistas personales a 800 productores en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos. Y trazó una radiografía de los productores de la Pampa Húmeda, a los que dividió en “medianos” (entre 300 y 600 hectáreas en producción); “comerciales” (de 600 a 1800 hectáreas); “grandes” (de 1800 a 10.000); y “Mega” (más de 10.000), evidenciando la concentración de un sector en el que el 11% de los productores operan el 55% de la superficie.


Según sus resultados, pese a haber registrado pérdidas en la última campaña agrícola (por la sequía, hubo mermas en la producción del orden del 30%), la mayoría de los productores se mostró optimista de cara al futuro.
Siete de cada 10 afirmó que realizará inversiones en los próximos cinco años. Y no será la soja el cultivo al que apostarán, sino a la ganadería, especialmente, la porcina: la mayoría estimó un crecimiento de entre 100 y 500% en este rubro.

También, habrá apuestas a actividades conexas, como la siembra de maíz y alfalfa para alimentación de animales.

Cambio de modelo

“Hay un cambio de modelo de negocios, pasando de los cultivos tradicionales a la generación de proteína animal”, destacó Bernardo Piazzardi, director del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral (UA).

Asímismo, cayó la proporción de productores arrendatarios. Esta era del 80% en 2009 y, hoy, es del 61%, “lo cual habla de una pérdida de rentabilidad para aquellos que no son propietarios”, señaló Pizziardi.
También, se presentó el Indice de Confianza del Productor, que tendrá una periodicidad mensual. Según este indicador, las principales preocupaciones de los encuestados son el cambio climático, la inestabilidad macroeconómica y las retenciones.

“El hecho de estar más preocupados por el clima y los impuestos que por la innovación y el cambio tecnológico nos habla de una postura defensiva y no innovadora”, analizó Gustavo Grobocopatel, titular del grupo Los Grobo. “Y esto es peligroso porque deberíamos estar ocupándonos de cómo incorporar más biotecnología, robotización y transacciones electrónicas”, advirtió el empresario, referente del sector.