En septiembre, tras el decreto del Poder Ejecutivo Nacional que restableció los derechos de exportación a todos los bienes exportables del país, la participación del Estado en la renta agrícola creció al 60,9 por ciento. Es decir que de cada $100 de renta (ingresos menos costos) que genera una hectárea sembrada con los principales cultivos extensivos, $60,90 se lo llevan los distintos niveles de gobierno.

El dato se desprende del último informe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA). Respecto a la medición de junio, el índice creció del 55,8% al actual 60,9%. ¿Qué pasó? David Miazzo, Economista Jefe de FADA, afirma: “Este incremento de 5 puntos puede explicarse por los nuevos derechos de exportación, combinados con la baja de precios y amortiguados por la suba del tipo de cambio”.

Por el lado de la rentabilidad, según el informe, con el efecto combinado de todas las variables, el resultado después de impuestos en campo alquilado se redujo un 23% en dólares contra junio en el caso de la soja, mientras que en maíz el impacto negativo fue del 43%. Aquí es donde se ve el efecto diferencial entre el incremento de la alícuota de los derechos de exportación que tuvo la soja del 2%, contra el incremento del 10% que tuvo el maíz.

“Cuando el dólar evoluciona por encima de la inflación, genera un impacto positivo sobre los sectores exportadores, ya que hace incrementar los ingresos (en dólares) por encima de los gastos (que, en parte, son en pesos). Por ello, la devaluación del peso con respecto al dólar genera que se amplíe el valor de la producción, y eso hace bajar la participación del Estado en la renta agrícola”, explica el informe de FADA.

Luego detalla que en los últimos 12 meses, el incremento del tipo de cambio fue del 120%, y en los últimos 3 meses el incremento fue del 54%. Por su lado, los costos totales se han incrementado un 38,8% con respecto a junio y 95% con respecto a septiembre de 2017.

“Si se analiza la estructura de costos de los cultivos de acuerdo a la moneda en la que están expresados, se puede identificar que un 64% de los costos de una hectárea de soja están estrictamente dolarizados mientras que el restante 36% están pesificados. Si se considera la renta de la tierra dentro del esquema de costos, los costos dolarizados en una hectárea de soja pasan a representar el 72%”, explica FADA.

El componente en pesos también suele tener una alta relación con el dólar, ¿Por qué? Miazzo explica: “esto es así por dos motivos: la rápida transmisión de la devaluación a los precios que hay en una economía inflacionaria como la argentina; y porque dentro de los costos pesificados está, por ejemplo, el flete cuyos costos dependen en gran medida del precio del combustible y este está ligado directamente al precio del petróleo y del dólar.

En el caso del maíz, por ejemplo, como los fertilizantes y semillas tienen más peso que en el caso de la soja, los costos dolarizados ascienden al 67% de la estructura, mientras que los pesificados alcanzan el 33%. Si se considera la renta de la tierra, el peso de los costos dolarizados asciende al 72%.

Con respecto a los precios, el informe dice que en comparación con junio de 2018 se observan caídas generalizadas en los precios disponibles en dólares de los cuatro cultivos. La soja cayó un 13%, el maíz un 17%, y el girasol un 11%. El trigo fue el que menos perdió, con una caída de 3%.