Las demandas sindicales de los trabajadores de Conaprole ha provocado “mucha preocupación” en productores de leche del país, porque entienden que el conflicto no encuentra a la lechería posicionada como para ceder frente a los reclamos de éstos.

Darío Jorcín, productor lechero de Tarariras, aseguró que existe una “presión muy fuerte del sindicato” que solicitan cambios que “no hay formas de poder conseguirlos”. Dijo que la industria está “colapsando” y, de seguir así, “la lechería podría llegar a colapsar”.

Entiende necesario que todos los actores de la cadena “se alinean para salir de esta situación y no poner palos en la rueda”. Y agregó: “Siempre la producción de leche es quien termina pagando esto”, por eso “no es un buen momento para seguir exigiendo cuando los obreros que trabajan en la industria son relativamente bien pagados frente al resto de los trabajadores”.

Jorcín comprende que algunas demandas del sindicato pueden ser razonables pero reiteró que el sector “no está dando para muchos más”, incluso el producto chico que es el más afectado, “sigue perdiendo dinero y cerrando tambos. Las vacas son las mismas pero están cada vez en menos manos”.

Gobierno. La semana pasada las gremiales lecheras se reunieron con el ministro de Trabajo y Seguridad Social Ernesto Murro para intentar destrabar el conflicto en Conaprole. Si bien no hubo ningún anuncio al respecto, Murro solicitó tiempo a los productores para poder trabajar.

Con respecto a las negociaciones colectivas, Jorcín dijo que “existe una fuerte ideología detrás de cada sector que entra en la negociación y muchas veces eso hace perder la racionalidad del negocio (…) Y si bien todo tiene ideología y política, se debe intentar razonar de una manera mercantilista”.

Reiteró que estas instancias “se deben hacer en términos más razonables que las actuales”. Y puntualizó: “El gobierno deberá ser un árbitro lo más parejo posible pero muchas veces se tira más hacia un lado que al otro”.